INTRODUCCIÓN
En
el Hospital del municipio Machiques, del estado Zulia de Venezuela, el 84% de
las emergencias por Síndrome Febril son causa viral, un 12% de origen
bacteriano según estadísticas de epidemiologia del mismo centro asistencial,
así que el 4% restante sus causas son por endocrino-metabólicas, enfermedades
sistémicas y de origen desconocido.
El
centro termorregulador está situado en el Hipotálamo anterior y trata de
mantener un equilibrio entre la producción y la pérdida de calor. Se considera
que la temperatura (Tª) “normal del organismo en un adulto” puede
oscilar en función de: las características del individuo, el momento y el lugar
de la determinación. Pero teniendo en cuenta estas variables tendríamos que
tener entre 36.4° - 37.7° C ya que:
_ Se
considera como media el intervalo entre 36.8° +/- 0.4° C.
_ Existe
un ritmo circadiano (que se mantiene incluso en los procesos febriles)
con valores mínimos de la temperatura a las 6:00 horas y máximos a las 16:00
horas.
_ En
general, se mide en la axila pero en ocasiones hay que hacerlo en el recto
(habría que añadir 0.6 °C a la medida axilar), boca o en una muestra de orina.
Es
una consulta muy frecuente en Urgencias (5-10%), siendo originada muchas veces por
procesos autolimitados y banales.
Aunque
deberíamos considerar siempre el origen infeccioso del síndrome febril
hasta demostrar lo contrario, no es exclusivo del mismo y así es frecuente
encontrarlo en pacientes con: neoplasias, enfermedades hematológicas,
endocrino-metabólicas, enfermedades sistémicas, autoinmunes o por el uso de
distintos fármacos o drogas, etc.
Otras
veces nos encontramos ante enfermedades infecciosas que cursan sin fiebre e incluso
se manifiestan con hipotermia (sobre todo en ancianos, diabéticos, alcohólicos,
inmunodeprimidos, etc.).
CONCEPTOS
Fiebre:
existencia de una temperatura corporal ≥ 38 °C como
respuesta del organismo a distintas agresiones (infecciones, inflamaciones,
tumores...). Representa una respuesta fisiológica del organismo.
Febrícula:
intervalo entre 37-37.9 °C. Habrá que valorar su
significado en cada situación y en cada paciente de forma individualizada.
Hipertermia:
aumento de la temperatura por fallo del centro termorregulador.
Generalmente por encima de 39 °C, como consecuencia de aumento en la producción
o una disminución en la eliminación del calor corporal
Fiebre
de corta duración: desde el inicio de la misma hasta su consulta no han pasado más de
2 semanas (Algunos autores hablan de Fiebre de “Breve duración” si lleva
menos de 48 horas o “Fiebre Aguda” si está presente menos de una
semana).
Fiebre
de larga evolución: cuando el proceso se prolonga más de 2-3 semanas.
Fiebre
de origen desconocido (FOD): para definirla como tal se
requiere la existencia de temperaturas de más de 38.3 °C en determinaciones
repetidas, con una duración de más de 3 semanas y donde no se ha podido llegar
a un diagnóstico tras una semana de ingreso y estudio hospitalario. Por todo
ello rara vez se diagnostican en Urgencias.
VALORACIÓN INICIAL EN URGENCIAS
Actitud
ante el paciente con Síndrome Febril en Urgencias.
Cuando
un enfermo llega con fiebre al Servicio de Urgencias siempre surgen distintas
preguntas que reclaman respuestas y decisiones inmediatas; y para ello es necesaria
una anamnesis minuciosa y dedicada a buscar un síntoma escondido que dé a luz
la verdadera causa.
Para
ello nosotros debemos hacernos estas razonables preguntas:
¿Cómo son las
características y el patrón de la fiebre?
¿Conocemos la
causa?
¿Existe un foco
de la misma?
¿Representa este
tipo de fiebre una urgencia médica?
¿Cuáles son
considerados Criterios de Gravedad?
¿Debo bajar la
Tª en Urgencias?
¿Qué tratamiento
debo colocar?
¿Tengo que
ingresar al enfermo?
Así que:
Para
poder contestar a éstas y otras preguntas tres herramientas básicas e
imprescindibles nos aproximarán al problema del enfermo que acude a urgencias
con un síndrome febril:
1.
Historia clínica exhaustiva.
2.
Exploración física cuidadosa.
3.
Pruebas complementarias precisas y seleccionadas.
Después
de esta toma de contacto inicial, deberemos adoptar las medidas y decisiones apropiadas
en cada caso.
En
cuanto a la primera parte, la Historia clínica exhaustiva, englobará la
anamnesis, exploración física y solicitud de las pruebas complementarias que
estimemos necesarias.
Anamnesis (Antecedentes personales y epidemiológicos)
El
síndrome febril representa uno de los motivos de consulta donde seguramente la historia
clínica necesita individualizarse y ser “más curiosa y policial” que nunca.
Siguiendo
el modelo base de toda historia investigaremos con especial atención:
Antecedentes personales y epidemiológicos: Deberemos de
investigar sobre los aspectos que puedan esclarecer la etiología o influir en
el desarrollo y pronóstico del enfermo con fiebre:
_ Enfermedades
crónicas: Diabetes Mellitus, insuficiencia renal, cirrosis hepática, insuficiencia
cardiaca o respiratoria, tumores, inmunodepresión, etc.
_ Enfermedades
infecciosas previas: tuberculosis, hepatitis, VIH, ETS...
_ Ingresos
hospitalarios y cirugías anteriores. ¿Alguno reciente?
_ Contacto
o convivencia con enfermos potencialmente infectocontagiosos.
¿Existen familiares o personas del entorno del enfermo con el mismo cuadro?
_ Portador
de algún tipo de prótesis, sondajes o derivaciones.
_ Tratamientos
farmacológicos. Pudieran ser la causa o el atenuante de la fiebre. Se debe preguntar
específicamente por la toma de antibióticos, antitérmicos y antiinflamatorios.
_ Hábitos
tóxicos: Consumo de drogas, alcohol, tabaco. Cantidad y frecuencia.
¿Cuándo
fue la última dosis? ¿Cuáles son las vías de administración?
_ Hábitos
y conducta sexual. ¿Posibilidad de embarazo?
_ Historia
dental: extracciones o manipulaciones recientes, dolor dental.
_ Lugar
de residencia: domicilio, residencia de ancianos, colegio, cuartel.
_ Viajes
fuera del entorno del enfermo: por turismo o trabajo,
detallando los países
y
zonas visitadas en los últimos meses-años.
_ Contactos
con animales (de forma habitual u ocasional) e insectos: posibilidad
de mordeduras, picaduras.
_ Hábito
alimentario: ingesta de agua de ríos o pozos, consumo de leche o quesos sin control
sanitario, “carnes poco hechas”, pescados o mariscos crudos.
_ Accidentes
o traumatismos previos, existencia de hematomas.
_ Profesión:
actual y anteriores. Contactos o inhalaciones de productos
tóxicos.
_ Inmigrantes:
Lugar de procedencia (país y región) determinando el tiempo que
lleva en nuestro país.
Características de la fiebre:
_ Duración:
¿cuándo empezó?
_ Forma
de inicio: ¿cómo se dió cuenta que tenía fiebre? Por el termómetro, por
sensación de calor, sudores, escalofríos. ¿Apareció bruscamente o poco a poco?
_ Patrón:
–
¿Es continua o sostenida?: Oscilación diaria de menos de un grado.
–
¿Remitente?: Oscilación diaria de más de un grado sin llegar a ser normal.
–
¿Intermitente?: Alterna días con fiebre y días con Tª normal (con un ritmo
fijo).
Un
subtipo de éstas sería la fiebre Héctica o en agujas donde existen picos
elevados
y
descensos a la normalidad a lo largo del día como ocurre en bacteriemias, abscesos.
–
¿Recurrente? Donde encontramos periodos de fiebre continua a los que siguen otros
con temperatura normal. Ejemplos: Recurrente Regular: Fiebre de Pel-Ebstein en
la enfermedad de Hodgkin donde vemos 3-10 días con fiebre y 3-10 días sin ella.
O en la Fiebre Palúdica donde la recurrencias se ven cada 72-96 horas
(“terciana-cuartana”). Recurrente Irregular: Cuando está causada por Linfomas,
fármacos. Recurrente Ondulante: En el caso de la Brucelosis.
– ¿A
qué hora tiene la fiebre? Matutina, vespertina. ¿Hasta qué grados sube?
Síntomas acompañantes:
Después
de lo aportado por el enfermo en su relato dirigiremos el interrogatorio por
aparatos. Todo ésto nos ayudará a valorar la situación clínica del enfermo y a intentar
localizar el foco.
_ Generales:
malestar, sudoración, escalofríos, tiritona, somnolencia,
postración, astenia, anorexia, pérdida de peso.
_ Neurológicos:
cefalea, convulsiones, alteraciones del nivel de conciencia,
pérdida de fuerza.
_ Cardiorrespiratorios:
tos irritativa o con expectoración (describirla), dolor torácico, disnea,
hemoptisis, palpitaciones.
_ Digestivos:
disfagia, náuseas y vómitos, dolor abdominal, diarrea, color de
las heces.
_ Urológicos:
disuria, polaquiuria, poliuria, dolor lumbar, hematuria.
_ Otros:
mialgias, artralgias, lesiones dermatológicas, adenopatías.
Tan
importantes son los datos positivos como los negativos (tienen que quedar
reflejados en la Historia).
Exploración física
Deberá
seguir la misma sistemática que se realiza en cualquier enfermo pero con
especial atención trataremos de identificar:
1.
Tensión arterial. Frecuencias cardiaca y respiratoria. Temperatura.
2.
Estado e inspección general. Nivel de conciencia y atención. Coloración de piel
y
mucosas. Nutrición. Hidratación. Sudoración.
3.
Existencia de adenopatías palpables en algún territorio ganglionar, describiendo
las características de las mismas.
4.
Presencia de lesiones dermatológicas (exantema, petequias, vesículas, estigmas de
vasculitis o de embolismos sépticos...), hemorragias subungueales, nódulos.
5.
Cabeza y cuello: lesiones de foliculitis, eczema seborreico. Palpación de arterias temporales.
Alteraciones conjuntivales. Fondo de ojo (retinitis, manchas de Roth,
embolismos o infartos...). Examen O.R.L (boca, oídos, faringe, senos
paranasales).
Alteraciones
en la exploración tiroidea. Defectos en algún par craneal.
Rigidez
de nuca. Signos meníngeos.
6.
Tórax: tumoraciones condrocostales. Auscultación cardiaca: Ritmo,
roce, soplos.
Auscultación
pulmonar: Describir ruidos patológicos: crepitantes, roncus, sibilancias, soplo
tubárico, roce pleural y abolición de la ventilación por campos.
7.
Abdomen: hepatomegalia, esplenomegalia, palpación de masas, puntos o áreas dolorosas,
signos de irritación peritoneal, Blumberg, Murphy, ascitis, ruidos
intestinales.
Zona
lumbar: puño-percusión renal.
8.
Extremidades: signos de trombosis venosa, pulsos, edemas, úlceras, áreas de celulitis,
abscesos, examen osteoarticular descartando fenómenos inflamatorios, puntos
dolorosos.
9.
Examen genital y ano-rectal.
10.
Exploración ginecológica.
Tampoco
debemos olvidar:
_ Siempre
dejar reflejado la existencia o no de rigidez de nuca y la exploración de los
signos meníngeos.
_ En
ocasiones (sobre todo en enfermos graves y los que permanecen en observación)
hay que repetir la exploración física buscando cambios o certificando los hallazgos
de la misma.
Pruebas complementarias en Urgencias.
Las
pruebas a realizar en el Servicio de Urgencias dependerán de la sospecha
diagnóstica que se basará en: la historia recogida, sintomatología acompañante
del proceso febril, los resultados de la exploración física y la situación del
enfermo.
Las
pruebas básicas y “consideradas obligatorias” en todo enfermo que decido
ingresar para estudio de un Síndrome Febril son las siguientes: Hemograma,
Bioquímica (glucosa, iones, urea, creatinina), S. Orina, Radiografía de tórax y
abdomen
y
Hemocultivos.
Otras
pruebas se realizarán si se considera que pueden aportar algún dato para aclarar
el origen o si pudieran influir en la toma de decisiones en Urgencias.
- Hemograma: nos fijaremos en la fórmula leucocitaria. En la existencia de leucocitosis con neutrofilia o desviación izquierda o leucopenia (infecciones graves, bacterianas); monocitosis (virales); eosinofilia (parásitos, fármacos); “linfocitos activados o atípicos” (mononucleosis); También comprobaremos una trombopenia o anemia acompañante.
- Bioquímica: glucosa, iones, perfiles renal y hepático (su alteración es signo de mal pronóstico), CPK (si sospecho rabdomiolisis).
- Gasometría arterial basal (si sospecho infección o insuficiencia respiratoria) o venosa en otras situaciones.
- Orina: Encontrar nitritos positivos y leucocituria-piuria sugieren infección urinaria.
- Radiografías de tórax PA y lateral, simple de abdomen y en bipedestación, de senos paranasales, de columna, sacroiliacas... serán solicitadas si sospecho una focalidad del síndrome febril.
- Hemocultivos: se obtienen en enfermos con sospecha de bacteriemia, portadores
- de prótesis, endocarditis, osteomielitis, etc. En pacientes que ingreso para estudio o que no tienen foco claro o en los que impresionan de gravedad. Serán tomados antes de comenzar un tratamiento antibiótico empírico o simultáneos al mismo si urge comenzar con los antimicrobianos.
- Estudio de coagulación, PDF, Etanol, Dímero D. Cuando sospecho sepsis o coagulopatía de consumo.
- VSG: en sospecha de polimialgia reumática-arteritis de la temporal.
- Ecografía de abdomen, cervical-tiroidea, de partes blandas, etc (múltiples indicaciones en función de la sospecha clínica).
- ECG: con el fin de ver bloqueos, alteraciones de la repolarización o arritmias (pericarditis, miocarditis).
- Ecocardiograma: en sospecha de pericarditis, endocarditis.
- TAC craneal, torácico o abdominal si son precisos.
- Análisis citológico, bioquímico, Gram, Ziehl… de líquidos estériles (punción lumbar, toracocentesis, paracentesis, artrocentesis).
- En ocasiones y según la sospecha solicitaremos desde Urgencias: urocultivo, coprocultivo, cultivo y Ziehl en esputo (TBC), Rosa de Bengala (brucelosis), Paul-Bunnell
- (mononucleosis), extensión sangre periférica (paludismo, enfermedades hematológicas), otras serologías, etc.
- En enfermos seleccionados puede ser de gran utilidad recoger y archivar una muestra (“Suero Archivo”) que en función de la evolución o de nuevos datos o sospechas nos permitiría solicitar estudios de un suero inicial o “virgen de tratamientos” sin recurrir a las “peticiones a cañonazos” sobre todo cuando el origen de la fiebre es “inexplicado”.
Criterios de gravedad clínicos y analíticos
Para
establecer nuestra actuación ante un paciente con fiebre tendremos en cuenta
los datos, signos y síntomas que vamos a encuadrar como los “Criterios de
gravedad clínicos” ya que su presencia nos servirá para saber que la
situación del enfermo es o puede hacerse en poco tiempo problemática y su
pronóstico y evolución pueden ser desfavorables. Tendremos especial atención y
nos marcará a la hora de tomar la decisión de ingresar o no a un enfermo la
existencia de: Alteración nivel de conciencia; Hipotensión; Taquicardia y/o
Taquipnea; Existencia de Crisis convulsivas; fiebre en pacientes con
enfermedades de base o crónicas debilitantes; Hipertermia rebelde a medicación
antipirética adecuada; Sospecha de infección bacteriana sin respuesta a
tratamiento antibiótico empírico; Y en la sospecha de “infecciones graves” como
en el caso de: meningitis, artritis, empiema, colecistitis, signos de
irritación peritoneal; Rápido e intenso deterioro del estado general.
Del
mismo modo tendremos en cuenta alteraciones analíticas relevantes conocidas
como “Criterios de gravedad analíticos” entre los que incluiremos
el hallazgo de acidosis metabólica y/o alteraciones hidroelectrolíticas,
rabdomiolisis,
Insuficiencia
respiratoria o insuficiencia renal asociadas, alteración de la función hepática
y/o ictericia, gran leucocitosis o leucopenia, existencia de coagulopatía
(CID), trombopenia, diátesis hemorrágica o anemia asociadas, o encontrar una
neutropenia en un paciente febril.
En
el caso de en enfermos crónicos y ancianos todos estos criterios de gravedad
tendrán más relevancia.
Criterios
de gravedad clínicos
- Alteración nivel de conciencia: desorientación, estupor, coma.
- Hipotensión (T.A.S ≤ a 100 mm Hg) o signos de hipoperfusión periférica.
- Taquicardia > 120 l.p.m.
- Taquipnea > 25-30 r.p.m. (disnea intensa, uso musculatura accesoria)
- Crisis convulsivas.
- Pacientes con enfermedades de base o crónicas debilitantes.
- Hipertermia rebelde a medicación antipirética adecuada.
- Sospecha de infección bacteriana sin respuesta a tratamiento antibiótico empírico.
- Sospecha de “infecciones graves”: meningitis, artritis, empiema, colecistitis, signos de irritación peritoneal.
- Rápido e intenso deterioro del estado general.
Criterios de gravedad analíticos
- Acidosis metabólica.
- Alteraciones metabólicas (Na+ < 130), rabdomiolisis.
- Insuficiencia respiratoria (PO2 < 60 en ancianos o PO2 < 75-80 en jóvenes).
- Insuficiencia renal (Cr. > 2-2,5).
- Alteración de la función hepática, ictericia.
- Leucocitosis > 12.000-15.000 o leucopenia < 4.000 con desviación izquierda (> 10-20% cayados).
- Coagulopatía (CID), trombopenia, diátesis hemorrágica.
- Anemia (Hb < 10, Htco < 30).
- Neutropenia (< 1.000 Ne)
Estos
valores analíticos son orientativos y habrá que ser flexibles en su
interpretación sobre todo en enfermos crónicos y ancianos.
¿CUÁNDO
EL SÍNDROME FEBRIL SE CONVIERTE EN UNA URGENCIA MÉDICA?
Con
frecuencia tenemos la tendencia a dejar al paciente con fiebre “en los últimos
puestos” a la hora de clasificar o hacer el triaje, sobre todo, cuando el
Servicio de Urgencias se encuentra en “hora punta”. Pero debemos reconocer a
aquellos “Enfermos que precisan de una valoración rápida y deben
considerarse prioritarios o en los que descubrimos la existencia de ciertos
Factores de Riesgo que hacen que la situación sea
delicada para el paciente”:
- Cuando existe una temperatura superior o igual a 41 °C (Hiperpirexia) hay que disminuirla inmediatamente porque la termorregulación está condenada a fracasar y se multiplicará la posibilidad de que aparezcan complicaciones (pérdidas hidroelectrolíticas, hipercatabolismo, alteraciones hemodinámicas).
- Cuando surgen complicaciones en relación con la fiebre que hay que tratar:
- El enfermo impresiona de grave afectación general.
- Alteración del nivel de conciencia: desde la bradipsiquia hasta el coma.
- Convulsiones o historia de epilepsia.
- Alteraciones del equilibrio ácido-base o hidroelectrolíticas.
- Insuficiencia o deterioro funcional de algún órgano vital (cardíaca, renal, respiratoria, hepática).
- Enfermos pluripatológicos, ancianos y mujeres embarazadas.
- Enfermos con problemas de insuficiencia orgánica (cardíaca, respiratoria, renal, neurológica) o Fallo multiorgánico que pudieran empeorar con la presencia de fiebre.
- Cuando sospecho que la fiebre es consecuencia de una patología que precisa una atención y actuación inmediata: meningitis, artritis séptica, empiema, peritonitis.
- Alta hospitalaria reciente (posibilidad de infección nosocomial).
- Enfermos inmunodeprimidos o considerados debilitados crónicamente por presentar (*):
- Insuficiencia renal.
- Diabetes Mellitus.
- Neoplasias sólidas o enfermedades hematológicas malignas.
- En tratamiento esteroideo o con quimioterapia (¿neutropénico?).
- Esplenectomizados o con trasplante de algún órgano.
- Portadores de prótesis, catéteres, reservorios, derivaciones, sondas.
- Inmunodeficiencias primarias, infección por VIH.
- Alcohólicos crónicos, consumidores de drogas vía parenteral (CDVP).
- Cirrosis hepática.
(*)Son
situaciones especiales que hay que valorar de forma individualizada.
ACTUACIÓN ANTE EL PACIENTE CON FIEBRE EN URGENCIAS EN FUNCIÓN DE:
TIEMPO DE DURACIÓN DE LA MISMA, FOCALIDAD O NO Y EXISTENCIA DE
CRITERIOS DE GRAVEDAD O NO.
Inmediatamente
después de valorar la situación del paciente con fiebre nos surgen dos
preguntas: ¿Cuándo debo ingresar al enfermo con fiebre?, ¿Qué tratamiento le
pongo? Todo ello dependerá de muchas circunstancias y tras individualizar
cada caso nos apoyaremos en cuatro pilares:
1.-
La existencia o no de foco o causa de la fiebre.
2.-
La duración del cuadro.
3.-
Presencia de criterios clínicos de gravedad.
4.-
Presencia de criterios analíticos de gravedad.
Con
todo ello se tomará una actitud con cada enfermo; decidiendo su alta, ingreso y
medidas terapéuticas.
ACTITUD ANTE EL
PACIENTE CON FIEBRE
Tras analizar
cada caso (recordad que las recomendaciones son “flexibles” y siempre deberemos
de individualizar en cada situación) podremos tener distintos supuestos
combinando las variables que antes hemos señalado:
PACIENTE
CON FIEBRE DE CORTA DURACIÓN, SIN FOCO Y SIN CRITERIOS DE GRAVEDAD
Lo más frecuente
es que se trate de un proceso infeccioso, probablemente de etiología viral y
autolimitado. Actitud a seguir:
– Remitir a su
médico de atención primaria, observación domiciliaria.
– No pautar
antibióticos.
– Recomendar
medidas físicas y valorar antipiréticos tipo Paracetamol 500-650 mg/6-8 horas o
Ácido Acetilsalicílico 500 mg/6-8 horas u otros antiinflamatorios no esteroideos
en algunos casos seleccionados.
PACIENTE
CON FIEBRE DE CORTA DURACIÓN, SIN FOCO Y CON CRITERIOS DE GRAVEDAD
Estos enfermos precisan
ingresar para observación y ser reevaluados en corto periodo de tiempo.
Volver a explorar y buscar de nuevo el foco. Actitud a seguir:
– Obtener Hemocultivos
y Urocultivo previos al inicio de tratamiento antibiótico de amplio
espectro vía i.v, si continuamos sin conocer el foco. El antibiótico se
escogerá en función de la etiología más probable, la existencia de sepsis y las
características del enfermo. Valorar la posibilidad de archivar una muestra en
microbiología.
– Si descubro el
foco el tratamiento se administrará según la entidad causante.
(Este aspecto se
consultará en los capítulos del módulo: Urgencias infecciosas).
PACIENTE
CON FIEBRE DE CORTA DURACIÓN, CON FOCO Y SIN CRITERIOS DE GRAVEDAD
El enfermo no
precisa ingresar. Actitud a seguir:
– Tratamiento
específico según el problema.
– Remitir a su
médico para seguimiento.
PACIENTE
CON FIEBRE DE CORTA DURACIÓN, CON FOCO Y CON CRITERIOS DE GRAVEDAD.
Se precisará su
ingreso en planta o en U.V.I. Actitud a seguir:
– Obtener
Hemocultivos en Urgencias además de los cultivos necesarios según la patología
de la que se trate (líquido pleural, ascítico, L.C.R...).
– Comenzar inmediatamente
con tratamiento antibiótico empírico v.i.v adecuado al foco según las
recomendaciones (Ver capítulos correspondientes).
PACIENTE
CON FIEBRE DE LARGA EVOLUCIÓN, SIN FOCO Y SIN CRITERIOS DE GRAVEDAD
El enfermo debe
ser estudiado de forma preferente. Actitud a seguir:
– Algunos
autores recomiendan derivar al enfermo a consultas de Medicina Interna o
Enfermedades Infecciosas tras sacar, en Urgencias, Hemocultivos, Urocultivo y
“Suero Archivo”. (Siempre que el enfermo pueda ser visto por el especialista en
muy breve espacio de tiempo y no tenga pérdida de peso ni mal estado general).
– La mayoría de
los autores (incluidos nosotros) optamos por ingresar al enfermo para estudio
solicitando en Urgencias las pruebas comentadas antes. En función del estado
clínico del enfermo se comenzará con tratamiento o no.
PACIENTE
CON FIEBRE DE LARGA EVOLUCIÓN, SIN FOCO Y CON CRITERIOS DE GRAVEDAD
– El paciente
quedará ingresado en planta o en la U.V.I en función de su estado.
Actitud a
seguir:
– Sacar
Hemocultivos, Urocultivo y valorar “Suero Archivo”.
– Iniciar en
Urgencias tratamiento antibiótico de amplio espectro v.i.v. así como de soporte
en función de sus necesidades.
PACIENTE
CON FIEBRE DE LARGA EVOLUCIÓN, CON FOCO Y SIN CRITERIOS DE GRAVEDAD
Dependiendo de
la patología causante de la fiebre y el estado del enfermo se ingresará
o no. Actitud
a seguir:
– Aplicar
tratamiento empírico adecuado y remitir al especialista o médico de atención
primaria para seguimiento.
– Si la causa de
la fiebre requiere un estudio detallado, atención quirúrgica o reevaluación
rápida de la evolución o de la respuesta al tratamiento, se sacarán
Hemocultivos y
el enfermo quedará ingresado.
PACIENTE
CON FIEBRE DE LARGA EVOLUCIÓN, CON FOCO Y CON CRITERIOS DE GRAVEDAD
Es un enfermo
prioritario.
Siempre se ingresa. Se obtienen Hemocultivos y se inicia tratamiento adecuado en
Urgencias. Es necesario reevaluar en breve espacio de tiempo y si no mejora
su situación clínica, deberemos solicitar su valoración por U.V.I.
INDICACIONES DE
TRATAMIENTO SINTOMÁTICO EN URGENCIAS
Se indicará
reducir la Tª en los enfermos: que presentan temperaturas extremas (>39 °C,
hiperpirexia); con complicaciones derivadas de la existencia de fiebre o descompensaciones
de sus patologías de base por la misma (crisis comiciales, delirio febril,
hipotensión o shock, insuficiencia de órganos); y sobre todo si conocemos la
etiología o una causa muy probable.
Tras haber
obtenido los Hemocultivos y comenzado con los antibióticos, si éstos estuvieran
indicados, se podrá bajar la fiebre gradualmente.
– Medidas
físicas: compresas empapadas en agua fría, baño, disminución de la temperatura
ambiental, mantas hipotérmicas.
– Medidas
generales: reposición hidroelectrolítica.
– Medidas
farmacológicas: valorando la situación clínica y hemodinámica del enfermo
se puede optar
por Paracetamol (0.5-1 gr) ó Metamizol (0.5-2 gr) por vía oral o i.v.
En casos
seleccionados se podrán usar AAS, otros antiinflamatorios no esteroideos o
esteroides.
CONCLUSIONES
Hay
que distinguir entre Fiebre: existencia de una
temperatura corporal ≥ 38 °C que representa una respuesta
fisiológica del organismo.;
Febrícula: intervalo entre 37- 37.9 °C;
e Hipertermia: aumento de la temperatura por fallo del centro
termorregulador.
La
existencia de fiebre nos obliga a descartar un origen infeccioso aunque no
siempre esa es la etiología. La ausencia de fiebre no nos descarta la
existencia de un problema infeccioso, sobre todo en ancianos e
inmunodeprimidos.
Tres
herramientas básicas e imprescindibles nos aproximarán al problema del enfermo que
acude a Urgencias con un síndrome febril:
- Historia clínica exhaustiva;
- Exploración física cuidadosa y
- Pruebas complementarias precisas y seleccionadas.
- Siempre deberemos describir el patrón, características y síntomas y signos acompañantes de la fiebre.
- Siempre dejad reflejado la existencia o no de rigidez de nuca y la exploración de los signos meníngeos.
- En ocasiones (sobre todo en enfermos graves y los que permanecen en observación) hay que repetir la exploración física buscando cambios o certificando los hallazgos de la misma.
- Actuación y actitud ante el paciente con fiebre en Urgencias en función de: tiempo de duración de la misma, existencia de focalidad o no y existencia de criterios de gravedad o no.