Arritmias Cardíacas
INTRODUCCIÓN
Se define el
término arritmia como cualquier ritmo que no es el sinusal normal del corazón, o Taquicardia ventricular, sostenida,
monomorfa y recurrente que cursa con inestabilidad hemodinámica.
El ritmo sinusal
normal es el originado en el nódulo sinusal, que cumple las siguientes
condiciones
• En el adulto origina una frecuencia cardíaca entre 60 y 100
latidos por minuto.
• El nódulo
sinusal, situado en la porción alta de la aurícula derecha, activa o
despolariza las aurículas antes que los ventrículos.
FISIOPATOLOGIA
Potencial de
acción transmembrana
Las células cardíacas poseen
la propiedad de la excitabilidad, es decir, la de cambiar su polaridad
eléctrica transmembrana en respuesta a un estímulo de suficiente amplitud. En
reposo la célula eléctrica está polarizada y mantiene una diferencia de
potencial entre el interior y el exterior. Este potencial eléctrico se denomina
potencial de reposo transmembrana, y se debe a la presencia de una concentración
intracelular de potasio unas 30 veces superior a la del medio extracelular,
forzada por la llamada bomba de sodio que intercambia constantemente sodio y
potasio a través del sarcolema.
En respuesta a un estímulo
eléctrico o mecánico, la permeabilidad de la membrana se modifica y aparece un
movimiento iónico muy rápido a través de ella, lo que provoca la
despolarización celular.
Inmediatamente, el
equilibrio iónico tiende a restablecerse de forma progresiva, volviendo el
potencial transmembrana a los valores de reposo; es la denominada
repolarización celular. Al conjunto de estos cambios iónicos se le denomina
potencial de acción transmembrana.
Desde el punto de vista
fisiológico, dividimos el potencial de acción transmembrana en varias fases,
resultado de los distintos flujos iónicos a través de la misma.
Esquemáticamente, en respuesta a un estímulo se abren los canales de sodio de
la membrana, lo que permite la entrada masiva y muy rápida de sodio al interior
de la célula, pasando el potencial transmembrana de –90 mV a +30 mV. Es la
llamada fase 0 del potencial de acción y representa la despolarización celular.
Al inactivarse los canales de sodio se inicia la repolarización ventricular a
través, básicamente, de la activación de los canales de potasio (fases 1 a 3),
que devuelven lentamente el equilibrio iónico al potencial de reposo (fase 4).
Durante gran parte de la
repolarización, la célula es inexcitable incluso ante estímulos de gran
magnitud; es el llamado período refractario absoluto. Sin embargo, al final de
la fase 3, la aplicación de estímulos superiores a los normales puede
despolarizar nuevamente la célula; es lo que se conoce como período refractario
relativo.
Durante la fase 4, la célula
recupera su excitabilidad normal.
La despolarización de una
célula cardíaca constituye un estímulo suficiente para que las células vecinas
se despolaricen a su vez, con lo que se inicia la propagación de la onda de
activación. Cuanto más rápida sea la despolarización celular, más deprisa se propagará
el impulso. En las células musculares y del sistema de conducción cardíaca la
velocidad de propagación será muy alta, mientras que en las células nodales
ésta será muy lenta.
Automatismo
cardíaco
Algunas células cardíacas
tienen una propiedad denominada automatismo, que implica que son capaces de
despolarizarse de forma espontánea sin necesidad de un estímulo externo. En
ellas, aparece una pérdida progresiva del potencial de reposo, debido a la
disminución paulatina de la permeabilidad al potasio, que lleva al potencial de
reposo a valores menos negativos hasta alcanzar el deno minado potencial
umbral, momento en que se inicia la despolarización celular espontánea. El
automatismo es una propiedad sobre todo de las células del nodo sinusal, y en menor
medida de las de haz de His y de las fibras de Purkinje.
Activación cardíaca normal. Ritmo sinusal
En condiciones normales, la
activación del corazón comienza en el nódulo sinusal al poseer éste el mayor
grado de automatismo. La onda de activación así iniciada se propaga desde la
parte alta de la aurícula derecha hacia el resto de las aurículas derecha e
izquierda, conformando la despolarización auricular, que se expresa en el
electrocardiograma (ECG) como la onda P. La frecuencia a la que se despolariza
el nódulo sinusal depende de su propio automatismo y de la influencia que sobre
él ejerce el sistema nervioso autónomo.
En fases de predominio del
sistema simpático el automatismo se acelera y, en fases de predominio del
sistema parasimpático, se retarda. Una vez activadas las aurículas, el impulso
eléctrico llega al nódulo AV, donde el estímulo propaga lentamente la
conducción resultando en el intervalo PR en el ECG. Una vez sobrepasado el
nódulo AV, el impulso llega al haz de His, que es el único punto de conexión
eléctrica entre aurícula y ventrículo,
puesto que en condiciones normales los músculos auricular y ventricular se hallan
separados por el anillo fibroso auriculoventricular, donde asientan las
válvulas tricúspide y mitral. La velocidad de conducción a través del haz de
His es rápida, llegando enseguida la onda de activación a través de las ramas y
del tejido de Purkinje al tejido muscular del ventrículo, con lo que se
producen la activación ventricular y el complejo QRS del ECG.
NOMENCLATURA
Si pretendemos estudiar las arritmias
es necesario conocer una serie de términos que constituyen el diccionario o
vocabulario imprescindible del tema.
Así distinguimos:
•
Según el lugar de origen, decimos que una arritmia es supraventricular si se
origina por encima del haz de His, y ventricular si es por debajo del mismo.
•
Según la frecuencia en el ECG, hablamos de taquiarritmia o
ritmo rápido de más de 100 lpm, de bradiarritmia
o ritmo lento de menos de 60 lpm; y de
trastorno aislado del ritmo, cuando sólo de vez en cuando el ritmo sinusal
normal es interrumpido por algún complejo anormal (ejemplo de las
extrasístoles).
A
su vez, decimos que el ritmo alterado (sea lento o rápido) es regular si su
frecuencia es constante, e irregular si la frecuencia varía continuamente.
•
Según la anchura del QRS, la arritmia puede presentar QRS fino (se trata en
general de una arritmia supraventricular), o QRS ancho (tanto supraventricular
como ventricular).
•
Según la forma de presentarse, decimos que una arritmia es paroxística cuando
tiene un comienzo brusco y bien definido, que el paciente la mayoría de las
veces relata con claridad; con frecuencia, su
terminación también es brusca. Las no paroxísticas no gozan de esta cualidad y se
denominan graduales, porque su comienzo es solapado. Se dice también que una
arritmia es incesante cuando es casi permanente, alternando periodos sinusales
normales con periodos en los que se manifiesta la arritmia, repitiéndose estos
ciclos de forma permanente.
•
Según el contexto clínico en que aparecen, se dice que una arritmia es
esporádica cuando tiene una causa (muchas veces extracardíaca), que al
corregirse desaparece la arritmia y no vuelve a aparecer salvo que concurran
las mismas circunstancias (por la fibrilación auricular o la extrasistolia que
surge por exceso de tabaco, estrés y falta de sueño, por hipoxia en neumopatías
agudas, o por un trastorno electrolítico).
Por
el contrario, se dice que una arritmia es recurrente cuando existe un sustrato
anatómico que favorece la repetición de los fenómenos arrítmicos (por un
prolapso mitral, una miocardiopatía isquémica crónica, etc.).
•
Según el pronóstico, decimos que una arritmia es benigna cuando no entraña
riesgo de muerte, y maligna o potencialmente maligna cuando existe serio riesgo
de muerte por paro eléctrico o fibrilación ventricular.
•
Según la hemodinámica, una arritmia es estable cuando la tolerancia clínica es
buena y es hemodinámicamente inestable cuando clínicamente es mal tolerada con hipotensión
y signos de bajo gasto cardíaco.
•
Otros términos serán usados al hablar de las taquicardias ventriculares: No
sostenidas (duración inferior a 30 segundos), sostenidas (duración superior a
30 segundos), monomorfas (todos los QRS son iguales), polimorfas (con cambios
en la morfología del QRS de unos latidos a otros).
ORIGEN DE LAS
ARRITMIAS
Alteraciones del
automatismo
Un aumento de
automatismo en el nódulo sinusal produce taquicardia sinusal, y una disminución
del automatismo, bradicardia sinusal. Si un foco no sinusal (o ectópico)
aumenta su automatismo y sustituye al sinusal, origina una taquicardia.
Si la dificultad
está en la unión aurículo-ventricular se origina un bloqueo
aurículo-ventricular.
Alteraciones
mixtas
Ejemplos son la
enfermedad del nódulo sinusal, la reentrada, el parasístole, los ritmos de
escape, etc.
MANIFESTACIONES
DE LAS ARRITMIAS
Una arritmia
puede, desde cursar sin síntomas, hasta originar la muerte.
• Las
palpitaciones constituyen una manifestación muy frecuente. Consisten en una
sensación de rápido golpeteo en el pecho, acompañándose a veces de la
percepción de latidos rápidos en el cuello.
Con frecuencia,
su brusco desencadenamiento se puede relacionar con estimulantes, estrés,
exceso de tabaco, ejercicio, etc. Las extrasístoles y taquicardias son las
principales arritmias que las originan.
• La disnea o
sensación “subjetiva” de falta de aire se acompaña frecuentemente de sensación
de malestar general, que se va acentuando cuanto más duradera es la arritmia.
• La
insuficiencia cardíaca no aparece en corazones sanos a menos que la frecuencia
sea muy baja, muy elevada, o la arritmia muy duradera.
Sin embargo, en
corazones previamente enfermos, la insuficiencia cardíaca puede manifestarse tempranamente,
y no son raros los signos de
fallo cardíaco
agudo o shock cardiogénico (hipotensión, sudoración, frialdad, anuria,
alteración del sensorio, etc.).
• La angina de
pecho es más frecuente en los ritmos rápidos, y en corazones que ya tenían
previamente insuficiencia coronaria. La taquicardia produce angina al aumentar
el consumo de oxígeno del miocardio (incremento de las demandas).
• El síncope es
más frecuente en las bradiarritmias con periodos de asistolia de varios
segundos, pero también puede ocurrir en ritmos rápidos. Traduce una isquemia
cerebral transitoria, que produce una pérdida de consciencia. La recuperación
posterior es generalmente completa, sin secuelas neurológicas.
• Parada
cardiorrespiratoria y/o muerte por asistolia, fibrilación ventricular,
taquicardia ventricular sin pulso o disociación electromecánica.
CAUSAS DE LAS
ARRITMIAS
Arritmias en
ausencia de cardiopatía: toma de antidepresivos tricíclicos
y otros medicamentos, alteraciones electrolíticas (sobre todo hipopotasemia por
diuréticos), ingesta de excitantes (drogas, café), junto con tabaco y estrés,
hipoxemias severas por neumopatías agudas o crónicas descompensadas, etc.
Arritmias en
presencia de cardiopatía: prolapso mitral,
valvulopatías, cardiopatía isquémica, etc. A veces, se recogen antecedentes de
muerte súbita familiar (miocardiopatía hipertrófica). Las primeras son
esporádicas. Las segundas, puesto que existe en general un sustrato anatómico,
son repetitivas o recurrentes.
TERAPÉUTICA
ANTIARRÍTMICA
Podemos generalizar
el tratamiento, tanto de las taquiarritmias como de las bradiarritmias.
Taquiarritmias
• Maniobras
vagales (estímulo del parasimpático).
Golpe
precordial.
• Fármacos: ATP,
verapamil, ajmalina, quinidina, amiodarona, beta-bloqueantes, digoxina, flecainidina,
encainida, lidocaina, procainamida, mexiletina, magnesio, propafenona, etc.
• Medios
eléctricos:
– Cardioversión.
Desfibrilación.
–
Sobreestimulación.
– Marcapasos
(MP) antitaquicardia.
– MP
desfibrilador implantable.
– Ablación por
catéter.
• Cirugía.
Bradiarritmias
• Fármacos:
Atropina e isoprotenerol.
• Marcapasos:
Provisional y definitivo.
ACTITUD ANTE
UN PACIENTE MONITORIZADO Y PRESENCIA DE ARRITMIA
Lo primero es
reconocer que lo que aparece en el monitor es una arritmia y registrarla rápidamente.
Esto implica
tener el conocimiento suficiente de las arritmias como para reconocerlas y
diferenciarlas de los numerosos artefactos que se presentan en la
monitorización continua.
En el caso de
que lo que aparece en el monitor sugiera una fibrilación ventricular, acercarse
con la máxima rapidez al paciente, reconocer signos de paro cardíaco y dar lo
antes posible una o varias descargas eléctricas (desfibrilar). Avisar de
inmediato solicitando ayuda. Es obligatorio para el personal de enfermería que
trabaje en unidades con pacientes monitorizados conocer el funcionamiento del
desfibrilador y asegurarse de que se encuentra en situación de usarlo en
cualquier momento.
Esperar en esta
arritmia mortal conduce a acidosis, que puede hacer ineficaz el choque
eléctrico, o a daños cerebrales irreversibles. Si la desfibrilación es
inefectiva, se inicia la reanimación cardiopulmonar, al igual que ocurriría en
una asistolia, en una taquicardia ventricular sin pulso o en una disociación electromecánica.
Si no se trata
de una de estas cuatro arritmias, acercarse a la cabecera del paciente y
comprobar cómo tolera la arritmia y si hay repercusión hemodinámica.
Colocar los
electrodos y obtener un ECG con las 12 derivaciones, imprescindible para el
estudio de la arritmia. El aviso será urgente si la tolerancia hemodinámica es
mala.
El trabajo con
pacientes monitorizados obliga a conocer los principales fármacos
antiarrítmicos, sus indicaciones y las pautas de administración. Igualmente, será
necesario conocer los pasos a seguir en la cardioversión sincronizada, y se
tendrá preparado el aparato si el paciente está hemodinámicamente inestable.
La cardioversión
eléctrica se realiza con el desfibrilador, y la técnica es similar a la
desfibrilación descrita en el Capítulo 5 a excepción de cuatro aspectos que las
diferencian.
ORIGEN Y
CLASIFICACIÓN DE LAS ARRITMIAS PRINCIPALES
• Arritmias
supraventriculares:
– Taquicardia
sinusal.
– Bradicardia
sinusal.
– Arritmia
sinusal.
– Paro sinusal.
– Contracción
auricular prematura.
– Flutter
auricular.
– Fibrilación
auricular.
–
Fibrilo-flutter auricular.
• Trastornos de
la conducción:
– Ritmo de la
unión A-V.
– Taquicardia
nodal.
– Bloqueos AV.
– Ritmo idioventricular
acelerado (RIVA).
– Bloqueos de rama.
• Arritmias ventriculares:
– Extrasístoles
ventriculares.
– Taquicardia ventricular.
– Flutter y fibrilación
ventricular.
Arritmias supraventriculares
Taquicardia sinusal
Ritmo sinusal cuya
frecuencia suele oscilar entre 100 y 180 latidos/min (Ver Imagen 2).
Las causas
son muy diversas, pero todas ellas actúan elevando el tono simpático. Así
tenemos: el ejercicio, estrés, miedo, ansiedad, dolor, fiebre, anemia,
hipovolemia, teofilinas, excitantes (café, tabaco, etc.), hi pertiroidismo,
insuficiencia cardíaca, cardiopatía isquémica, etc. No suele precisar
tratamiento, sino reconocer la causa desencadenante y corregirla.
Bradicardia sinusal
Ritmo sinusal a frecuencia
menor de 60 latidos/minuto.
Es normal en deportistas y durante el sueño.
Es muy frecuente en el infarto de miocardio.
Si la frecuencia es baja y
mal tolerada, se trata con atropina, y si no responde, con marcapasos.
Arritmia sinusal
Son alteraciones de la
frecuencia de descarga sinusal. Hay que saber reconocerla pero no necesita
tratamiento.
Paros sinusales
El nódulo sinusal deja de
producir algún estímulo, lo que se traduce en el ECG por pausas sin ondas P.
Puede originarse por
estímulos vagales intensos que disminuyen o anulan el automatismo del nódulo
sinusal, por fármacos (antiarrítmicos, calcioantagonistas, betabloqueantes), o
por disfunciones sinusales permanentes.
Contraindicaciones
auriculares prematuras (CAP)
Flutter auricular
Arritmia supraventricular
muy frecuente, que suele asociarse a cardiopatía, hipertensión arterial o bron
copatía crónica. Es frecuente que se desencadene durante el IAM o la crisis
anginosa. Se producen estímulos
en la aurícula a frecuencias
que varían entre 240 y 340 veces por minuto, siendo corriente una frecuencia media
de 300 por minuto (aleteo auricular).
En el ECG no hay ondas P, y
a lo largo de la línea isoeléctrica se ven las denominadas ondas F en forma de
dientes de sierra.
A veces, el flutter
auricular representa un paso previo a la fibrilación auricular. Si el paciente
está hemodinámicamente estable, pueden probarse fármacos, pero en general el
flutter es rebelde y con frecuencia
requiere cardioversión
sincronizada, que será rápida y electiva si hay estabilidad hemodinámica. En el
flutter típico se utiliza también la sobreestimulación auricular (estimular la
aurícula durante un corto tiempo y con un catéter en su interior a frecuencia superior
a la del flutter, con un estimulador especial).
Al cortar la estimulación,
cede con frecuencia el flutter auricular.
Fibrilación auricular
De las taquiarritmias
supraventriculares, la fibrilación auricular es la más frecuente. Observando la
Imagen 5 vemos que se produce por una activación desordenada del tejido
auricular por múltiples focos.
La activación anárquica
origina una frecuencia auricular de 400-700 por minuto.
Hemodinámicamente, la
contracción auricular es ineficaz.
En el ECG no hay ondas P, y
a lo largo de lo que debería ser línea isoeléctrica se identifican unas
pequeñas e irregulares ondas denominadas f (para diferenciarlas de las F del
flutter con actividad regular auricular).
Las ondas f no se ven en
todas las derivaciones, por lo que hay que analizar las 12 del ECG estándar.
Los QRS suelen ser finos.
Mientras el flutter auricular origina en la mayor parte de las ocasiones una
frecuencia ventricular regular (bloqueo nodal fijo), la fibrilación auricular
(salvo contadas excepciones), origina una frecuencia irregular (bloqueo nodal
variable ante la irregularidad de la estimulación auricular).
Puede asociarse a
cardiopatía (valvulopatías, cardiopatía isquémica, cardiopatía hipertensiva, miopericarditis,
cor pulmonale agudo del embolismo pulmonar, cor pulmonale crónico
del EPOC, etc.). A veces ocurre en personas sanas, generalmente de forma
paroxística, y con frecuencia se identifica un desencadenante (alcohol, tabaco,
estrés físico o psíquico, estímulos vagales o simpáticos) [3].
Riesgos de la fibrilación
auricular:
Esquematizando, son
fundamentalmente de cuatro tipos:
• Las altas frecuencias
ventriculares pueden desencadenar una insuficiencia hemodinámica severa, con
hipotensión, mala perfusión periférica, sudoración, oliguria, trastornos del
sensorio por mala perfusión cerebral.
• Las altas frecuencias
ventriculares, al aumentar las demandas de oxígeno, pueden desencadenar una angina
de pecho (angor hemodinámico).
• La falta de una
contracción auricular eficaz favorece el estancamiento de la sangre y la
trombosis entre las trabéculas de la pared auricular. Si se desprenden estos
trombos, se originan embolias periféricas (las desprendidas de aurícula derecha
originan embolismos pulmonares, y si se desprenden de aurícula izquierda las
embolias ocurren en cualquier rama de la aorta). El flutter emboliza poco.
• Puede originar fibrilación
y taquicardia ventricular.
Tratamiento de la
fibrilación auricular:
Se opta entre dos cosas [4]:
• Conversión a ritmo
sinusal. Está indicado en todas las fibrilaciones agudas, y en las recientes (6
a 12 meses de duración). En las agudas, no es necesario anticoagular, ya que se
procede de inmediato a intentar restaurar el ritmo sinusal; en las antiguas o
recientes (varios meses) se anticoagula previamente (heparina sódica 5 a 7 días
y luego Sintrom®).
Los métodos son:
– Si hay inestabilidad
hemodinámica, se realiza cardioversión eléctrica sincronizada.
– Si el paciente hemodinámicamente
está estable, se intenta cardioversión farmacológica.
• Si no hay indicación de
paso a ritmo sinusal, frenar la frecuencia ventricular.
• Si la fibrilación
cronifica, se opta por frenar la frecuencia ventricular. Se administra (al
principio por vía IV si interesa frenar con rapidez) digital, beta-bloqueantes,
verapamil, diltiacen, etc. Conseguida una frecuencia aceptable, se continúa con
estos fármacos por vía oral. Muchos de estos pacientes serán anticoagulados.
Fibrilo-flutter auricular
A veces, analizando el ECG,
hay momentos o derivaciones donde la arritmia es de frecuencia bastante regular
y se ven ondas en dientes de sierra como en el flutter. En otros momentos o
lugares del trazado, falta la ritmicidad y lo que se ven son ondas f de fibrilación.
En estos casos se suele hablar de fibriloflutter auricular.
Trastornos de la conducción
Ritmos de la unión A-V
De frecuencia normalmente
baja (40-60 lpm) con ritmo regular. Ondas P que frecuentemente no se ven
(incluidas en el QRS). QRS normal. A veces llegan a los 80 lpm.
Taquicardia nodal automática
(ritmo nodal)
Es la denominada también
taquicardia nodal no paroxística o ritmo nodal acelerado. El foco ectópico que anula
el sinusal se localiza en la unión A-V. La taquicardización es escasa (no suele
exceder de los 130 lpm), por lo que suele ser benigna y bien tolerada.
Puede ser un hallazgo casual
en personas sanas, pero casi siempre se asocia a una de estas situaciones: IAM,
postoperatorio de cirugía cardíaca, intoxicación digitálica o hipopotasemia. No
suele necesitar tratamiento.
Bloqueos
aurículo-ventriculares
Se definen como una
dificultad en la progresión del estímulo en la unión A-V (nodo-haz de His).
Se distinguen tres tipos:
• Primer grado: Todos los
estímulos supraventriculares atraviesan la unión A-V aunque lo hacen con retraso
respecto a la situación normal. Los impulsos auriculares son conducidos a los
ventrículos con un PR constante pero mayor de 0’20 s (PR normal 0´12-0´20 s)
• Segundo grado: Algunos estímulos
no lograrán atravesar la unión A-V, mientras otros sí que lo consiguen (ya sea
con normalidad o con cierto retraso).
– Tipo 1, Mobitz I o de
Wenckebach: el intervalo P-R se alarga en cada ciclo hasta que una P no es
seguida de complejo QRS. Podemos además nombrarlo como 3:2, 4:3 (dos de cada tres
P son conducidas o 3 de cada 4 P son conducidas)
– Tipo 2 o Mobitz II: el
intervalo P-R es constante, pero ocasionalmente aparece una P no conducida.
4:3, 3:2, etc.
• Tercer grado: Ningún
estímulo sinusal se conduce a los ventrículos. Ninguna de las P son conducidas y
necesariamente en este ritmo aparecerá un ritmo de escape ventricular (30-60
lpm), ya que de no ser así habría paro cardíaco. En los adultos es indicación
de colocación de marcapasos.
Abajo hay un ejemplo típico
de bloqueo AV de 3º grado; un ritmo auricular a 110 lpm e independiente de un
ritmo ventricular a 36 latidos/minuto y de
QRS ancho. El ritmo de
escape ventricular protege al corazón del paro.
Hisiograma: por vía
transvenosa se puede situar un catéter en las proximidades de la unión
aurículoventricular, y conectándolo a un electrocardiógrafo especial registrar
el paso del estímulo por el haz de His. Mediante esta sencilla técnica se puede
determinar si el bloqueo se localiza en el nódulo aurículo-ventricular
(suprahisiano) o por debajo (infrahisiano), en cuyo caso tiene peor pronóstico.
Ritmo idioventricular
Si bien es posible
encontrarlos lentos, lo habitual es hallar ritmos idioventriculares
acelerados (RIVA). Su origen está en el nódulo aurículoventricular o en los
ventrículos, y surgen como mecanismo de defensa ante una disminución del automatismo
sinusal o una dificultad en la conducción del estímulo. Se denominan ritmos
pasivos o de escape.
Son muy frecuentes en la
fase aguda del IAM, sobre todo si se ha realizado trombolisis.
En general, no necesitan
tratamiento, salvo si son muy persistentes.
Bloqueos de rama
En la activación
intraventricular normal, los dos ventrículos se activan al mismo tiempo, dando
lugar a un QRS estrecho. Cuando se bloquea una de las ramas del haz de His, el
ventrículo al que éste conduce se activa tarde y el QRS dura 0´12sg más. El
hemibloqueo es el bloqueo de una división (anterior o posterior) de la rama izquierda.
Arritmias ventriculares
Extrasístoles
Se definen como trastornos
aislados del ritmo cardíaco, originando en el ECG complejos prematuros o
adelantados, es decir, que aparecen antes de la siguiente estimulación normal.
Si tras cada QRS normal hay
una extrasístole, hablamos de bigeminismo. Si cada dos complejos normales hay
una extrasístole (esto es, cada 3 complejos QRS uno es extrasistólico) hablamos
de trigeminismo. Si cada 4 complejos uno es extrasistólico, hablamos de
cuadrigeminismo, etc.
En otras ocasiones, las
extrasístoles no se producen con ritmicidad.
La existencia de más de tres
extrasístoles seguidas ya se considera una taquicardia extrasistólica, que será
supraventricular o ventricular según el origen de las extrasístoles. Se habla
de extrasístoles en salva cuando se presentan 2 ó 3 seguidas.
Síntomas de las
extrasístoles:
Muchos pacientes permanecen
asintomáticos. Si son frecuentes, o se manifiestan en forma de dobletes (parejas)
u originan cortos episodios de taquicardia extrasistólica, los pacientes pueden
notar palpitaciones.
Lo más frecuente es la
sensación de “paro cardíaco” o como se dice popularmente de “vuelco en el
corazón”; se debe a que la precocidad (o prematuridad) de la extrasístole al
limitar el relleno diastólico ventricular, origina un volumen sistólico muy
pequeño (a veces no perceptible por el pulso), que unido a la pausa
post-extrasistólica, causa la sensación de paro en el corazón.
Esto queda bien demostrado
en el ejemplo en que junto a la monitorización del ECG, está monitorizada la
presión de una de las arterias femorales.
Riesgo de las extrasístoles:
Los criterios de
peligrosidad de las EV que exigen vigilancia intensiva del enfermo son:
• EV multifocales.
• Más de 6 EV/min.
• Cuando aparecen 3 o más EV
seguidas sin latidos normales intercalados.
• Cuando una EV coincide o
está muy cerca de una onda T.
El automatismo
extrasistólico se ve favorecido en presencia de cardiopatía (cardiopatía
isquémica, insuficiencia cardíaca, etc.). A veces se pueden encontrar acopladas
La actitud ante las
extrasístoles hoy en día es:
• Sin cardiopatía: No se
tratan. Se corregirán factores desencadenantes (tabaco, alcohol, café, estrés, régimen
de vida, etc.) y se tranquilizará al paciente, explicándole el hecho de que la
extrasistolia es frecuente en personas sanas. Si es necesario se puede dar
algún sedante suave. Si pese a todo son sintomáticos, o han originado TV o FV,
se tratan, comenzando con beta-bloqueantes.
• Con cardiopatía: Se tratan
siempre, pero tras valorar su peligrosidad. Los beta-bloqueantes son los
fármacos más usados, si no hay contraindicaciones.
Taquicardias ventriculares
(TV)
Son ritmos rápidos
originados en cualquier parte de los ventrículos, que electrocardiográficamente
originan QRS anchos (QRS >0'12" o lo que es igual, más de 3 mm de
anchura, en los ECG registrados a la velocidad de 25 mm/s). La presencia de 3 o
más extrasístoles seguidas ya se considera una TV.
Supresión de la TV:
• Si hay mala tolerancia hemodinámica,
inmediata cardioversión.
• Si la TV es bien tolerada,
se prueba el tratamiento con fármacos IV empleando lidocaina si ocurre durante
la fase aguda del infarto, y si no es así pueden usarse otros antiarrítmicos
(procainamida, propafenona, amiodarona, etc.). Si los fármacos fallan, se
recurre a la cardioversión eléctrica.
• Se prestará atención al
tratamiento de la enfermedad de base y se tratarán los posibles desencadenantes
de la arritmia (vasoespasmo, hipoxemia, intoxicación medicamentosa, etc.).
Flutter y fibrilación
ventricular
EL flutter ventricular es
una arritmia grave, precursora de la fibrilación ventricular en la que suele
convertirse en pocos segundos. En realidad, es una taquicardia ventricular muy
rápida (superior a 200 lpm) cuya característica electrocardiográfica es que desaparece
la distinción entre QRS, segmento ST y onda T, obteniéndose una imagen en
grandes dientes de sierra. Comporta un grave trastorno hemodinámico, apareciendo
signos de colapso circulatorio en pocos segundos. (La alta frecuencia impide el
relleno diastólico a la vez que eleva las demandas de
O2 del miocardio). La
actuación debe ser rápida, mediante choque eléctrico, sin esperar la llegada
del médico.
La fibrilación ventricular
es una arritmia mortal en pocos segundos y que constituye uno de los mecanismos
del paro cardíaco. Debido a la conducción rápida y totalmente asincrónica de
los ventrículos, no permite un gasto cardíaco adecuado, por lo que en pocos segundos
el paciente fallece si no se instaura un tratamiento eficaz.
Electrocardiográficamente consiste en una serie de ondas de frecuencia y
amplitud variable, no distinguiéndose ninguna imagen estable.
La desfibrilación eléctrica
debe realizarse en cuanto se comprueba la aparición en el monitor. Si en varios
choques eléctricos no se recupera el ritmo sinusal eficaz, se comenzará pauta
de RCP (reanimación cardiopulmonar). Son también equivalentes a parada cardiorrespiratoria
la asistolia, la TV sin pulso y la disociación electromecánica
(registro en ECG normal sin que se bombee sangre).
Tratamiento de los ritmos lentos
sintomáticos
Como primera medida pueden
utilizarse fármacos:
• Atropina: eleva la
frecuencia sinusal y mejora la conducción del estímulo en el nódulo AV. Es
efectiva en bradicardias sinusales, bloqueos AV de primer grado, bloqueos de 2º
grado tipo I o Wenckebach y no suele ser efectiva en bloqueos de 2º grado
infrahisianos y en bloqueos AV de 3º.
• Aleudrina®
(Isoprotenerol): eleva la frecuencia de los ritmos de escape ventriculares. Se
presenta en ampollas de 0’2 mg. Se disuelven 5 ó 10 ampollas en suero glucosado
y se usa en perfusión; vigilar la aparición de arritmias.
Colocación de marcapasos
(MP)
De primera medida si la
urgencia lo requiere, se utiliza un marcapasos o electroestimulador externo y como
hay que dar estímulos con la potencia suficiente para producir pulso central
palpable, muchas veces es necesaria una sedación suave por las molestias que la
contractura muscular produce. El paso siguiente es la introducción de un
electrocatéter por vía IV que se hace avanzar hasta el VD y se conecta a una
unidad de marcapasos externo. Esta sonda de marcapasos provisional o
transistorio puede introducirse por vía yugular interna, subclavia, cubital o
por vena femoral. Comprobada radiológicamente su situación en apex de VD, se
conecta a la unidad y se comprueba la correcta estimulación.
Solventada la urgencia, se
colocará marcapasos definitivo en aquellos casos que esté indicado.
Los
componentes del marcapasos definitivo son:
• La unidad que, envuelta en
un material para que no la ataquen los líquidos orgánicos, tiene en su interior
la batería y el circuito electrónico.
• El cable conductor. Está
recubierto de un material que asegura su estanqueidad. Por un extremo se fija a
la unidad de MP y el otro extremo, que termina en un polo (unipolar) o en dos
(bipolar), queda en contacto con el miocardio.
Un MP cuyo electrocatéter se
introduce a través de una vena, se denomina transvenoso endocárdico, y uno cuyo
electrodo se coloca fijándolo en el miocardio a través del epicardio se llama
epicárdico, y el cable se coloca por vía subxifoidea o toracotomía.
Un MP con un solo electrodo
y que estimula en una cavidad se llama unicameral. Cuando constan de dos electrodos
y estimulan tanto la aurícula como el ventrículo se denominan bicamerales.
Tras colocar un marcapasos,
ya sea provisional o definitivo, el paciente debe ser vigilado atentamente con
monitorización del ritmo cardíaco durante cierto tiempo.
El profesional de enfermería
prestará atención sobre todo a dos cosas:
• Aparición de síntomas
similares a los que motivaron la colocación del marcapasos, como sensación de
mareo, inestabilidad o síncope. Si estos síntomas coinciden con un ritmo
cardíaco regular sin fallos del marcapasos, y sin alteraciones tensionales, se
debe continuar estudiando al paciente buscando causas extracardíacas del
síncope o de los equivalentes sincopales.
• Fallos del marcapasos
durante la monitorización.
Deben
inexcusablemente ser registrados para su análisis.
BIBLIOGRAFÍA
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