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miércoles, 31 de diciembre de 2014

Hemorroides



HEMORROIDES



INTRODUCCIÓN

Las hemorroides son un tema sobre el cual apenas se habla, pero que afecta a muchas personas. Además, para ser exactos, todos tenemos hemorroides. Anatómicamente, las hemorroides son plexos, cojinetes o almohadillas de tejido submucoso donde están contenidas las vénulas y arteriolas del conducto anal.
Solo son patológicas cuando el flujo de sangre en esta zona de vasos sanguíneos se interrumpe.
Se habla de enfermedad hemorroidal cuando hay dilataciones varicosas de las venas hemorroidales.
La consecuencia de estas hemorroides agrandadas son inflamaciones parecidas a nudos en la mucosa anal, que conllevan molestias como picor, dolor, exudado o sangrado de la región anal.
Se estima que más del 50% de las personas mayores de 30 años tienen hemorroides engrosadas que les producen molestias, lo que se llama padecer de enfermedad hemorroidal.
Las hemorroides con un leve engrosamiento o inflamación no pueden ser vistas ni palpadas por el médico. En estadios más avanzados, las hemorroides sobresalen por el canal anal. Durante el momento de la defecación, y debido al aumento de presión, aparecen para desaparecer después. Al suceder esto, las hemorroides pueden quedar atrapadas en el ano, lo que produce intenso dolor. En una posterior evolución, la hemorroide está permanentemente en el exterior y solo se pueden reintroducir mediante presión por el dedo, o incluso llegan a ser imposibles de reducir.

DEFINICIÓN

Todas las personas tienen anatómicamente venas hemorroidales (del griego haímas: sangre, rhein: fluir). Las hemorroides son una importante estructura del canal anal. Las hemorroides son engrosamientos en forma de nudos de los cuerpos cavernosos del recto, que se encuentran en la parte superior del esfínter del ano. Arterias y venas irrigan estos cuerpos cavernosos.

FISIOPATOLOGÍA
Las hemorroides no son las varices de las venas rectales como tradicionalmente se han considerado, incluso por los profesionales médicos.

Las hemorroides son el prolapso de las estructuras vasculoelásticas que almohadillan el canal anal, estando constituidas por arteriolas y venas con comunicaciones arteriovenosas, músculo liso y tejido conectivo.
Se trata de tres estructuras que existen de forma fisiológica ya desde la época embrionaria, denominadas "cojincillos anales". Clásicamente se sitúan en tres áreas constantes: lateral izquierda, anterolateral y posterolateral derecha, es decir a la 3, 7 y 11 horarias en posición de litotornía.

Se trata pues del deslizamiento hacia debajo de estos cojinetes, que actuarían de forma fisiológica para asegurar un cierre más efectivo del conducto anal.
El deslizamiento provoca el engrosamiento, el prolapso y en ocasiones el sangrado. Sólo hablaremos de patología hemorroidal cuando éstas causen síntomas.

No debemos confundir las hemorroides con las varices rectales que se producen cuando existe una hipertensión portal que se transmite de forma retrógrada produciendo la ingurgitación del plexo hemorroidal interno, aunque algunos autores lo incluyen dentro de la patología hemorroidal, considerando a éstas como un subtipo de etiología adquirida.
En condiciones normales las almohadillas vasculares se encuentran mantenidas en su situación por el tono de los músculos esfinterianos. Durante el acto de la defecación, se abre el canal anal y se relaja la musculatura esfinteriana, al mismo tiempo que se produce un aumento brusco de la presión dando lugar a la distensión de las paredes vasculares del plexo hemorroidal.
Este aumento de la presión es aún mayor en los casos de estreñimiento.
Existen algunos estudios en los que se ha constatado un aumento de la presión basal en el conducto anal en aquellos pacientes afectos de hemorroides.

Conjuntamente con los esfínteres del ano, las hemorroides cierran la salida externa del intestino. Las hemorroides ayudan al esfínter a permanecer cerrado, formando una especie de válvula, incluso con los aumentos de presión, como por ejemplo, al estornudar o reír. Generalmente engrosan la mucosa en tres “nudos” que se encuentran en la entrada de los vasos a los cuerpos cavernosos.
Los síntomas que se conocen habitualmente como hemorroides deberían ser llamados correctamente enfermedad hemorroidal. Se habla de enfermedad hemorroidal cuando estas hemorroides están aumentadas de tamaño y causan inflamación y molestias.

CLASIFICACIÓN

De esta forma podemos distinguir entre hemorroides internas y externas.
Hemorroides externas: Son aquellas que se sitúan en el tercio inferior del ano, revistiéndose de piel modificada o del propio orificio anal recubiertas de piel normal.
Hemorroides internas: Son aquellas que se sitúan en los dos tercios superiores del conducto anal, recubiertas por epitelio cilíndrico. Las hemorroides internas se dividen a su vez en cuatro grados:

Grado de las hemorroides
Las hemorroides se clasifican en 4 grados diferentes dependiendo del grado de inflamación. En cada grado aparecen diversos síntomas:

·         Grado I de hemorroides
En este estadio aparecen las hemorroides algo aumentadas de tamaño, pero son relativamente pequeñas y no visibles desde fuera. Pueden desaparecer espontáneamente o sin tratamiento especializado y en la mayor parte de los casos no producen ningún tipo de síntoma. Solo con la ayuda de una cámara introducida a través del canal anal para observar el recto (rectoscopia), puede el médico reconocer la hemorroide en este grado.
·         Grado II de hemorroides
En este estadio, los nudos son mayores y aparecen claramente al aumentar la presión en el ano. Durante la defecación van a ser empujados fuera del ano y después van a volver al interior del conducto anal. Las hemorroides se reducen al interior del ano espontáneamente.
·         Grado III de hemorroides
En este estadio, las hemorroides “caen” tras la defecación o incluso de forma espontánea fuera del esfínter anal. Se habla entonces de un prolapso. Las hemorroides no van a desaparecer por el canal anal de forma espontánea. El afectado puede empujar las hemorroides con el dedo de vuelta al interior del canal anal.
·         Grado IV de hemorroides
En este último estadio, las hemorroides están permanentemente fuera del ano y no pueden ser reintroducidas de forma manual (prolapso fijo). En este grado, las hemorroides son visibles siempre. Generalmente, esto lleva a un prolapso anal, en el que, además de los nudos hemorroidales, también sobresale la mucosa hasta dos centímetros por fuera del ano.


ETIOLOGÍA
Es multifactorial, proponiéndose varios factores como causa de las mismas, sin que podamos aislar ninguno que sea la causa determinante. Entre estos factores encontramos:
• Puede existir un factor hereditario, ya que es frecuente encontrar familiares con una elevada prevalencia de esta patología.
• Determinadas actitudes tales como la bipedestación mantenida durante largos periodos de tiempo (cirujanos), esfuerzos físicos intensos, trabajos sedentarios (oficinistas. taxistas,...)
• Hábito estreñido en personas con dieta pobre en fibra. Esto es muy importante. Burkitt en 1972 describió el echo de la rareza de la presencia de hemorroides en el África rural a diferencia de los negros norteamericanos e incluso de aquellas partes más urbanas de África relacionándolo con la cantidad de fibras cereales, que decrece de forma considerable en las zonas urbanas respecto al África rural
• Pérdida del tono de la musculatura esfinteriana. En aquellos enfermos que han sido intervenidos por fisuras anales con la sección de una parte importante de los esfínteres en una cara del canal anal, se produce con frecuencia una tumefacción hemorroidal del lado contralateral por perderse su soporte natural.
Como ya se ha comentado podríamos incluir las hemorroides de causa  secundaria, que serían aquellas que se deben a procesos que originan una obstrucción orgánica al retorno venoso.

CAUSAS
Van desde el estreñimiento con aumento del esfuerzo al defecar, hasta el sobrepeso y una debilidad congénita del tejido conectivo.
Se crean por la inflamación de los tejidos en los cuerpos cavernosos anales. Esto sucede fundamentalmente cuando esta zona es sometida a presión. Esto puede ocurrir, por ejemplo cuando se sufre estreñimiento crónico o cuando es necesario ejercer mucha fuerza al defecar.
Otros factores:
·         Debilidades congénitas de los tejidos que lleva a la debilitamiento del esfínter
·         Una ocupación que implique estar la mayor parte del tiempo sentado
·         Sobrepeso
·         Embarazo

SÍNTOMAS
Los síntomas típicos de las hemorroides engrosadas son: sangrados no dolorosos de color rojo vivo en la zona anal. Los pacientes ven habitualmente sangre en el papel higiénico. Además, se añaden molestias como picor, ardor, manchado y sensación de vaciamiento incompleto del intestino.

CLÍNICA
Para el estudio de la sintomatología de la patología hemorroidal podemos separar la producida por las hemorroides internas de la producida por las hemorroides externas. Aunque nos parece más útil distinguir la sintomatología aguda de la crónica.

Síntomas crónicos
El síntoma más frecuente es sin duda la rectorragía, de sangre roja que mancha el papel o riega la deposición. En ocasiones este sangrado crónico puede ser causa de anemia crónica.
El segundo síntoma en el orden de frecuencia es el prolapso, que va aumentando cada vez más hasta hacerse en ocasiones de grado IV, es decir irreductible.
Otros síntomas crónicos son el prurito, una sensación de disconfort y el escape mucoso.
El hecho de que la sangre procedente de las hemorroides sea de un color rojo intenso brillante hizo pensar a Stelzner en 1958 que esta sangre tendría un componente arterial más importante que venoso, esto se explicaría por la existencia de comunicaciones arteriovenosas en el cuerpo cavernoso del recto.
El dolor no suele ser por si sólo un síntoma de hemorroides por lo que su presencia nos obliga a descartar otras patologías tales como el absceso perianal o la fisura anal.

Síntomas agudos.
En la sintomatología aguda se debe sobre todo a la trombosis de los paquetes
hemorroidales. Podemos distinguir la trombosis hemorroidal externa y el prolapso hemorroidal trombosado.
La trombosis hemorroidal externa se trata de una zona violácea e indurada en el margen anal muy doloroso al tacto. Se debe a la existencia de coágulos intravasculares a nivel del plexo hemorroidal externo. La trombosis suele ser una complicación de las grandes hemorroides prolapsadas que se produce al ser pellizcadas por los músculos esfinterianos, de manera que se produce congestión y trombosis. Esto provoca que la hemorroide se vuelva dura y dolorosa, no pudiéndose reducir. Se produce un considerable edema perianal en la piel y tejidos subcutáneos, dando lugar a una gran tumefacción externa a la hemorroide.
El síntoma que lleva al paciente a acudir al médico y normalmente al Servicio de
Urgencias es una tumefacción dolorosa del ano, que le impide sentarse y le dificulta muchísimo la defecación: Es lo que se suele conocer como un "ataque de almorranas". La parte externa y más voluminosa de esta tumefacción está cubierta de piel y suele ser blanda y edematosa y en ocasiones se descubren en ella zonas duras y dolorosas de trombosis del plexo hemorroidal externo. En estas ocasiones la exploración digital del recto es muy molesta pero si se consigue nos aporta una información muy importante. Lo que es prácticamente imposible de realizar por el dolor es la anuscopia.
La evolución normal de la trombosis hemorroidal es la resolución espontánea.
Normalmente al cabo de los días disminuye la tumefacción y el edema y la hemorroide trombosada se reintegran poco a poco en el canal anal. Como resultado de la trombosis la hemorroide se puede fibrosar y disminuir su tamaño. En un número reducido de casos el curso de la trombosis hemorroidal da lugar al desarrollo de una verdadera necrosis y ulceración. La necrosis y ulceración se limitan a una porción de la hemorroide, aunque en ocasiones puede tener lugar la necrosis de toda la hemorroide o incluso extenderse a la pared rectal dando lugar a una infección pélvica grave.

En las hemorroides, los síntomas van a depender del grado. Para ser exactos debemos hablar de enfermedad hemorroidal, ya que las venas hemorroidales pertenecen a la anatomía normal de las personas. Solo cuando estas venas se ven engrosadas aparecen los síntomas y entonces sí se produce la enfermedad hemorroidal.

Hemorroides grado I
El botón hemorroidal no puede ser visto desde el exterior y no siempre aparecen síntomas.
Dado que la mucosa anal por encima de la unión anorrectal no posee sensibilidad, muchas personas con hemorroides de este grado permanecen asintomáticas. Los afectados notan habitualmente síntomas ocasionales, como aparición de sangre en las heces o en el papel higiénico; alguna vez también por picores en la zona anal.
Hemorroides grado II
Las dilataciones en forma de nudo en el recto son mayores, saliendo de forma ocasional por fuera del canal anal. Puede aparecer dolor, que se origina en la piel sensible del canal anal. Más síntomas en este estadio son, por ejemplo, los siguientes:
·         Sangrados indoloros al defecar, que bien aparecen con las deposiciones o en forma de gotas.
·         Quemazón, picor, piel inflamada y enrojecida y exudado de la zona anal.
·         Aparece una sensación de vaciado rectal incompleto tras la defecación y, en ocasiones, sensación de cuerpo extraño.
Si las hemorroides aparecen en el canal anal, estas pueden quedar atrapadas, lo que se denomina incarceración o estrangulamiento. La consecuencia de esto será un gran dolor. En los vasos sanguíneos se crea, debido a esta incarceración, un atasco de sangre. Debido a esto, la sangre fluye más lentamente en dirección a las venas del cuerpo cavernoso, por lo que se forman trombos que pueden llevar al total bloqueo o taponamiento de estas venas. Debido a esta alteración de la irrigación sanguínea, y si persiste durante un largo periodo de tiempo, el tejido puede necrosarse.

Hemorroides grado III y IV
Las hemorroides a partir del grado III están presentes tras la defecación o a veces, incluso, de forma espontánea en el ano, y así permanecerán si no son tratadas.
Los pacientes desarrollan los siguientes síntomas:
·         Pinchazos y sensación de comezón en la zona anal
·         Picor en el ano
·         Producción de un exudado que mancha la ropa interior
·         Incontinencia ocasional de heces
·         Sensación permanente de cuerpo extraño en el canal anal
·         Sangrados
·         Dolor
Generalmente, el calor empeora los síntomas de las hemorroides.

DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de las hemorroides se suele hacer en función de los síntomas que manifiesta el paciente. Aunque los síntomas típicos de las hemorroides, como, por ejemplo, el sangrado con la deposición o el dolor anal, también pueden aparecer en otras enfermedades. Fundamentalmente si aparece sangre con la deposición, el médico deberá descartar la presencia de un tumor maligno de la zona del colon o recto (cáncer colorrectal). Por este motivo, se realiza un tacto rectal de la zona anal. De este modo se palpan lesiones en este área.
Para confirmar el diagnóstico se puede realizar una visualización con una cámara en la zona del ano (proctoscopia) y del recto (rectoscopia).
Las hemorroides inflamadas no tienen que ser tratadas si no producen molestias o estas solo aparecen de forma ocasional. Lo importante es que el médico pueda descartar un tumor maligno en caso de sangrado con la deposición. En este caso, haría falta una visualización de todo el intestino grueso mediante una colonoscopia.

Inspección:
El primer paso de toda exploración es la inspección. En el caso de las  hemorroides de tercer y cuarto grado es fácil. Las hemorroides de tercer grado aparecen como formaciones que se proyectan y cuya parte externa aparece cubierta de piel y la interna es mucosa anal de color rojo o purpúreo. En aquellos casos en los que el prolapso hemorroidal es antiguo el epitelio de revestimiento puede sufrir metaplasia de tipo escamoso, que aparece como un velo de color
blanquecino. En aquellos casos en los que el prolapso es muy prolongado, la piel perianal puede mostrar las alteraciones características del prurito anal.
En las hemorroides de segundo grado, la porción hemorroidal cubierta de piel puede aparecer en el orificio anal como tumefacciones aisladas en las tres posiciones típicas Las hemorroides de primer grado no producen alteraciones que se detecten con la simple inspecciones.

Palpación:
Aquellas hemorroides de reciente comienzo aparecen como tumefacciones blandas, fácilmente colapsables, posteriormente con el paso del tiempo y el aumento del grado se hacen más difícilmente colapsables, debido a la fibrosis que va teniendo lugar con el paso del tiempo.

Proctoscopia:

Es un paso indispensable de la exploración. Las hemorroides se proyectan en el extremo del proctoscopio pidiéndole al paciente que contraiga los músculos abdominales al mismo tiempo que se retira el proctoscopio de forma lenta. Se retira el proctoscopio hasta que llega al borde del orificio anal. De esta forma si no se ve mucosa roja en el orificio anal decimos que las hemorroides son de primer grado. Si la mucosa se proyecta a través del orificio anal las hemorroides pueden ser de segundo o tercer grado. Pedimos entonces al paciente que deje de realizar esfuerzos, en el caso de ser de segundo grado éstas retornan de forma inmediata al recto y cuando son de tercer grado persiste el prolapso mucoso que debe ser reintroducido con los dedos.

Sigmoidoscopia:

Es sin duda una prueba de utilidad porque en ocasiones descubre un carcinoma rectal como causa de sangrado, aunque en un porcentaje bajo. Por tanto aquellos pacientes por encimade cuarenta años con clínica de sangrado en principio atribuible a la hemorroides deben someterse a esta exploración.

TRATAMIENTO
Las molestias que produce la enfermedad hemorroidal se pueden reducir de forma eficaz si durante el tratamiento el paciente consigue que las deposiciones sean blandas. Esto ayuda a que se puedan eliminar sin mucho esfuerzo. El tratamiento dependerá de la gravedad de los síntomas.

Combatir el estreñimiento
Un paciente puede hacer mucho para tratar las hemorroides. Unos cuantos cambios en los hábitos de vida pueden mejorar las molestias. Si se sufre estreñimiento, los siguientes consejos pueden ser de ayuda:
·         Realizar ejercicio de forma regular.
·         Mantener una alimentación equilibrada y rica en fibra, verduras y fruta.
·         Evitar los alimentos que produzcan gases.
·         Beber suficiente líquido. Entre 1,5 y 2 litros al día.
Consejo: tomar diariamente salvado de trigo con abundante líquido es muy beneficioso para tratar el estreñimiento.

Correcta higiene anal
Mantener una correcta higiene de la zona anal es muy importante en el tratamiento de la enfermedad hemorroidal. Los baños de asiento y el uso de compresas con manzanilla pueden ser muy beneficiosos. Es importante evitar los jabones y las toallitas húmedas porque pueden irritar la piel y dificultar la curación.

En la mayor parte de los casos, los síntomas leves de las hemorroides pueden ser tratados con pomadas o supositorios. Algunos productos contienen cortisona, otros sustancias naturales. Si les añaden lidocaína o hamamelis reducen más el dolor agudo. Estos preparados se venden en las farmacias sin receta médica. Alivian la inflamación, reducen el dolor y mejoran el picor. Estos productos no se deben usar sin control médico si las molestias persisten durante mucho tiempo o aparecen lesiones en la piel.

TRATAMIENTO TERAPEUTICO
Esclerosis:

Se provoca una fibrosis de la submucosa rectal impidiendo el prolapso. Entre otros productos se utiliza el fenol al 5% en aceite de almendras dulces, la quinina-urea o el etoxiesclerol. La inyección se realiza por encina de la hemorroide interna a nivel del anillo anorrectal, en cada paquete hemorroidal, con la ayuda de un anuscopio. Se podría repetir al cabo de unas semanas, pero no se recomienda su uso repetido por el riesgo de producir fibrosis.

Ligadura con banda elástica:
Se produce la fijación de la mucosa por una ulceración de la misma, utilizando para ello diversos utensilios que existen en el mercado (McGivney, Lurz,...). El número ideal de ligaduras por sesión parece ser de dos, consiguiéndose la curación en dos o tres sesiones. Después de la ligadura suele existir un periodo de disconfort moderado con una discreta sensación de tenesmo.

Si existe dolor importante se debe retirar inmediatamente la ligadura porque seguramente ésta se colocó demasiado baja. No suelen existir problemas infecciosos, pero el paciente deberá ser advertido de que si apareciese dolor inexplicable, fiebre o retención urinaria deberá acudir al hospital. Hay series que afirman que el tratamiento es efectivo entre un 77 y 91 % de los casos y sus resultados mantenidos en el tiempo.

Fotocoagulacion con infrarrojos:

Se trata de una cauterización a la que sigue una cicatrización a nivel del tejido subcutáneo. Se lleva a cabo con una lámpara de tungsteno-halógeno. El procedimiento se puede repetir a las tres o cuatro semanas. No suele producir complicaciones y en el caso de que provoque molestias importantes seguramente se deba a que la cauterización se llevó a cabo a nivel de la línea dentada.

TRATAMIENTO QUIRÚRGICO.
Sólo estaría indicado el tratamiento quirúrgico en un 5-10% de los casos.
La indicación quirúrgica fundamental serían las hemorroides sintomáticas de tercer y cuarto grado y en aquellos casos con alteraciones de la arquitectura anorrectal, en aquellos casos en los que no fue positivo el tratamiento conservador y en aquellos casos en los que se encuentran complicados con otras patologías como la fisura anal, fístulas, etc...
Hay muy diversas técnicas quirúrgicas siendo quizás la más extendida la técnica de Milligan-Morgan y la técnica de Ferguson, que consisten en la extirpación de tres o cuatro paquetes hemorroidales, dejando piel y mucosa anal intacta entre los paquetes extirpados de forma que se previene una estenosis postoperatoria.
Otra técnica muy extendida es la anopexia grapada o técnica de Longo, en la que se lleva a cabo la resección circunferencia! de una banda de mucosa recta! por encima de la hemorroide con una grapadora circunferencia! de sutura termino-terminal.
Estas intervenciones no están exentas de complicaciones como el dolor postoperatorio, hemorragias y en ocasiones la retención urinaria. A largo plazo otras complicaciones pueden ser la estenosis, el extropion y los repliegues cutáneos. Pero quizás el más temido sea la incontinencia que se produciría por una cirugía inadecuada, con lesiones del esfínter anal interno por una inadecuada identificación operatoria del mismo. Normalrnente se trata de una incontinencia de escasa cuantía.

Trombosis hemorroidal externa o hematomas anales.

El paciente sufre el súbito desarrollo de un nódulo doloroso en el ano. El dolor es de carácter continuo pero se intensifica con la defecación y la sedestación. En la mayoría de los casos el cuadro se resuelve de forma espontánea por lo que sería una actitud adecuada el tratamiento conservador. Otra actitud igualmente adecuada, individualizando en cada caso, sería la evacuación del coágulo bajo anestesia general breve o con anestesia local. Se realizará una incisión de I cm.
Aproximadamente en sentido radial sobre el coágulo, siendo exprimido entre el índice y el pulgar.
Posteriormente el paciente deberá realizar baños de asiento frecuentes y colocar un apósito de algodón seco sobre la región anal.

Hemorroides internas trombosadas prolapsadas.
En la fase más precoz del ataque de trombosis y prolapso se podría intentar bajo anestesia local reducirlas bajo anestesia local o general breve de forma que se liberarían las hemorroides prolapsadas de la constricción por los músculos esfinterianos y de esta manera se abortaría el proceso de la trombosis. Pero en la mayoría de los casos esto no se puede llevar a cabo. Ante este caso existen dos posibles actitudes que se podrían llevar a cabo. Un método estrictamente conservador y la otra sería la hemorroidectomía inmediata. Los defensores de la actitud conservadora se basan en la mayor dificultad de la extirpación de la hemorroide en esta fase lo que provocaría una pérdida más extensa de tejido con el subsiguiente riesgo de estenosis y pileflebitis supurada.

Embarazo:
La cirugía sólo estaría indicada cuando se trate de un prolapso estrangulado muy sintomático.

Paciente inmunodeprimido:
El riesgo de complicaciones es muy elevado debido a los bajos niveles de granulocitos que pueden presentar estos pacientes. Por esto la cirugía sólo se llevará a cabo en aquellas situaciones en las que sea imprescindible. En aquellos casos de pacientes con SIDA cuyos CD4 se encuentren en niveles aceptables se podría realizar la cirugía bajo una adecuada cobertura antibiótica.

Enfermedad inflamatoria intestinal:
Las complicaciones postquirúrgicas son mayores, pero en aquellos pacientes que no presenten patología rectal podrían intervenirse en los casos seleccionados.

Opciones terapéuticas según el grado de patología hemorroidal.

Hemorroides grado I
Diagnostico diferencial con otras causas de rectorragia.
Dieta, fibra y venotónicos
Esclerosis
Fotocoagulación con infrarrojos
Ligadura con banda elástica
Hemorroides grado II
Ligadura con banda elástica
Fotocoagulación con infrarrojos
Hemorroides grado III
Ligadura con banda elástica
Hemorroidectomia abierta ó cerrada
Hemorroides grado IV
Hemorroidectomia abierta ó cerrada
Anopexia grapada
Intervención de Whitehead modificada
Prolapso Hemorroidal trombosado
Hemorroidectomia de urgencia
Tratamiento conservador
Trombosis hemorroidal externa
Escisión bajo anestesia local si dolor importante
Repliegues cutáneos
Escisión bajo anestesia local si producen molestias

COMPLICACIONES
Las hemorroides de grado IV que permanecen de forma permanente en el ano suelen erosionarse debido a la limpieza con papel higiénico. Pueden aparecer lesiones de la piel del tipo eccematoso con exudado de líquido y heridas llamadas fisuras anales.
Dado que las deposiciones contienen abundantes bacterias, estas zonas con heridas se pueden infectar fácilmente. En ocasiones, incluso se pueden formar bolsas de pus y abscesos, que tendrán que ser eliminados quirúrgicamente. Además, se pueden producir fistulas anales, que son conductos profundos que comunican la piel con el recto o con la pelvis.
Si se lesionan las hemorroides inflamadas al hacer esfuerzo al defecar o al limpiarse con papel, se pueden producir sangrados arteriales importantes que tiene que ser tratados inmediatamente. Las personas que sufren de hipertensión arterial tienen especial riesgo.

PREVENCIÓN
La enfermedad hemorroidal no puede ser prevenida al 100%, dado que factores congénitos como la debilidad en los tejidos pueden tener un papel importante en su aparición.
Existen medidas generales que se pueden seguir para prevenir la aparición de las hemorroides.
Una alimentación equilibrada rica en fibra y un hábito intestinal regular son las claves para evitar las hemorroides.
El ejercicio regular y suave como la natación o pasear también tienen un efecto positivo.
Fundamentalmente se tiene que evitar el esfuerzo durante la defecación, porque esto favorece la aparición de hemorroides