HEMORROIDES
INTRODUCCIÓN
Las hemorroides son un tema sobre el cual apenas se habla, pero que afecta
a muchas personas. Además, para ser exactos, todos tenemos hemorroides.
Anatómicamente, las hemorroides son plexos, cojinetes o almohadillas de tejido
submucoso donde están contenidas las vénulas y arteriolas del conducto anal.
Solo son patológicas cuando el flujo de sangre en esta zona de vasos
sanguíneos se interrumpe.
Se habla de enfermedad hemorroidal cuando hay dilataciones varicosas de las
venas hemorroidales.
La consecuencia de estas hemorroides agrandadas son inflamaciones parecidas
a nudos en la mucosa anal, que conllevan molestias como picor, dolor, exudado o
sangrado de la región anal.
Se estima que más del 50% de las personas mayores de 30 años tienen
hemorroides engrosadas que les producen molestias, lo que se llama padecer de
enfermedad hemorroidal.
Las hemorroides con un leve
engrosamiento o inflamación no pueden ser vistas ni palpadas por el médico. En
estadios más avanzados, las hemorroides sobresalen por el canal anal. Durante
el momento de la defecación, y debido al aumento de presión, aparecen para
desaparecer después. Al suceder esto, las hemorroides pueden quedar atrapadas
en el ano, lo que produce intenso dolor. En una posterior evolución, la
hemorroide está permanentemente en el exterior y solo se pueden reintroducir
mediante presión por el dedo, o incluso llegan a ser imposibles de reducir.
DEFINICIÓN
Todas las personas tienen anatómicamente venas hemorroidales (del griego haímas:
sangre, rhein: fluir). Las hemorroides son una importante estructura del
canal anal. Las hemorroides son engrosamientos
en forma de nudos de los cuerpos cavernosos del recto, que se encuentran
en la parte superior del esfínter del ano. Arterias y venas irrigan estos
cuerpos cavernosos.
FISIOPATOLOGÍA
Las hemorroides no son las varices de
las venas rectales como tradicionalmente se han considerado, incluso por los
profesionales médicos.
Las hemorroides son el prolapso de las
estructuras vasculoelásticas que almohadillan el canal anal, estando
constituidas por arteriolas y venas con comunicaciones arteriovenosas, músculo
liso y tejido conectivo.
Se trata de tres estructuras que
existen de forma fisiológica ya desde la época embrionaria, denominadas
"cojincillos anales". Clásicamente se sitúan en tres áreas
constantes: lateral izquierda, anterolateral y posterolateral derecha, es decir
a la 3, 7 y 11 horarias en posición de litotornía.
Se trata pues del deslizamiento hacia
debajo de estos cojinetes, que actuarían de forma fisiológica para asegurar un
cierre más efectivo del conducto anal.
El deslizamiento provoca el
engrosamiento, el prolapso y en ocasiones el sangrado. Sólo hablaremos de
patología hemorroidal cuando éstas causen síntomas.
No debemos confundir las hemorroides
con las varices rectales que se producen cuando existe una hipertensión portal
que se transmite de forma retrógrada produciendo la ingurgitación del plexo
hemorroidal interno, aunque algunos autores lo incluyen dentro de la patología
hemorroidal, considerando a éstas como un subtipo de etiología adquirida.
En condiciones normales las
almohadillas vasculares se encuentran mantenidas en su situación por el tono de
los músculos esfinterianos. Durante el acto de la defecación, se abre el canal
anal y se relaja la musculatura esfinteriana, al mismo tiempo que se produce un
aumento brusco de la presión dando lugar a la distensión de las paredes
vasculares del plexo hemorroidal.
Este aumento de la presión es aún
mayor en los casos de estreñimiento.
Existen algunos estudios en los que se
ha constatado un aumento de la presión basal en el conducto anal en aquellos
pacientes afectos de hemorroides.
Conjuntamente con los esfínteres del ano, las hemorroides cierran la salida externa del intestino. Las
hemorroides ayudan al esfínter a permanecer cerrado, formando una especie de
válvula, incluso con los aumentos de presión, como por ejemplo, al estornudar o
reír. Generalmente engrosan la mucosa en tres “nudos” que se encuentran en la
entrada de los vasos a los cuerpos cavernosos.
Los síntomas que se conocen habitualmente como hemorroides deberían ser
llamados correctamente enfermedad
hemorroidal. Se habla de enfermedad hemorroidal cuando estas hemorroides
están aumentadas de tamaño y causan inflamación y molestias.
CLASIFICACIÓN
De esta forma podemos distinguir entre
hemorroides internas y externas.
Hemorroides externas: Son aquellas que se sitúan en el
tercio inferior del ano, revistiéndose de piel modificada o del propio orificio
anal recubiertas de piel normal.
Hemorroides internas: Son aquellas que se sitúan en los
dos tercios superiores del conducto anal, recubiertas por epitelio cilíndrico.
Las hemorroides internas se dividen a su vez en cuatro grados:
Grado de las hemorroides
Las hemorroides se clasifican en 4 grados diferentes dependiendo del grado
de inflamación. En cada grado aparecen diversos síntomas:
·
Grado I de hemorroides
En este estadio aparecen las hemorroides algo aumentadas de tamaño, pero
son relativamente pequeñas y no
visibles desde fuera. Pueden desaparecer espontáneamente o sin
tratamiento especializado y en la mayor parte de los casos no producen ningún
tipo de síntoma. Solo con la ayuda de una cámara introducida a través del canal
anal para observar el recto (rectoscopia), puede el médico reconocer la
hemorroide en este grado.
·
Grado II de hemorroides
En este estadio, los nudos son mayores y aparecen claramente al aumentar la
presión en el ano. Durante la defecación van a ser empujados fuera del ano y
después van a volver al interior del conducto anal. Las hemorroides se reducen
al interior del ano espontáneamente.
·
Grado III de hemorroides
En este estadio, las hemorroides “caen” tras la defecación o incluso de
forma espontánea fuera del esfínter anal. Se habla entonces de un prolapso. Las
hemorroides no van a desaparecer por el canal anal de forma espontánea. El
afectado puede empujar las hemorroides con el dedo de vuelta al interior del
canal anal.
·
Grado IV de hemorroides
En este último estadio, las hemorroides están permanentemente fuera del ano
y no pueden ser reintroducidas de forma manual (prolapso fijo). En este grado,
las hemorroides son visibles siempre. Generalmente, esto lleva a un prolapso anal, en el que, además de
los nudos hemorroidales, también sobresale la mucosa hasta dos centímetros por
fuera del ano.
Es multifactorial, proponiéndose varios factores como causa de
las mismas, sin que podamos aislar ninguno que sea la causa determinante. Entre
estos factores encontramos:
• Puede existir un factor hereditario,
ya que es frecuente encontrar familiares con una elevada prevalencia de esta
patología.
• Determinadas actitudes tales como la
bipedestación mantenida durante largos periodos de tiempo (cirujanos),
esfuerzos físicos intensos, trabajos sedentarios (oficinistas. taxistas,...)
• Hábito estreñido en personas con
dieta pobre en fibra. Esto es muy importante. Burkitt en 1972 describió el echo
de la rareza de la presencia de hemorroides en el África rural a diferencia de
los negros norteamericanos e incluso de aquellas partes más urbanas de África
relacionándolo con la cantidad de fibras cereales, que decrece de forma
considerable en las zonas urbanas respecto al África rural
• Pérdida del tono de la musculatura
esfinteriana. En aquellos enfermos que han sido intervenidos por fisuras anales
con la sección de una parte importante de los esfínteres en una cara del canal
anal, se produce con frecuencia una tumefacción hemorroidal del lado
contralateral por perderse su soporte natural.
Como ya se ha comentado podríamos
incluir las hemorroides de causa
secundaria, que serían aquellas que se deben a procesos que originan una
obstrucción orgánica al retorno venoso.
CAUSAS
Van desde el estreñimiento con aumento del esfuerzo al defecar, hasta el sobrepeso y una debilidad congénita del tejido conectivo.
Se crean por la inflamación de los
tejidos en los cuerpos cavernosos anales. Esto sucede
fundamentalmente cuando esta zona es sometida a presión. Esto puede ocurrir,
por ejemplo cuando se sufre estreñimiento crónico o cuando es necesario ejercer
mucha fuerza al defecar.
Otros factores:
·
Debilidades congénitas de los tejidos
que lleva a la debilitamiento del esfínter
·
Una ocupación que implique estar la
mayor parte del tiempo sentado
·
Sobrepeso
·
Embarazo
SÍNTOMAS
Los síntomas típicos de las hemorroides engrosadas son: sangrados no
dolorosos de color rojo vivo en la zona anal. Los pacientes ven habitualmente
sangre en el papel higiénico. Además, se añaden molestias como picor, ardor,
manchado y sensación de vaciamiento incompleto del intestino.
CLÍNICA
Para el estudio de la sintomatología
de la patología hemorroidal podemos separar la producida por las hemorroides
internas de la producida por las hemorroides externas. Aunque nos parece más
útil distinguir la sintomatología aguda de la crónica.
Síntomas crónicos
El síntoma más frecuente es sin duda
la rectorragía, de sangre roja que mancha el papel o riega la deposición. En
ocasiones este sangrado crónico puede ser causa de anemia crónica.
El segundo síntoma en el orden de
frecuencia es el prolapso, que va aumentando cada vez más hasta hacerse en
ocasiones de grado IV, es decir irreductible.
Otros síntomas crónicos son el
prurito, una sensación de disconfort y el escape mucoso.
El hecho de que la sangre procedente de
las hemorroides sea de un color rojo intenso brillante hizo pensar a Stelzner
en 1958 que esta sangre tendría un componente arterial más importante que
venoso, esto se explicaría por la existencia de comunicaciones arteriovenosas
en el cuerpo cavernoso del recto.
El dolor no suele ser por si sólo un
síntoma de hemorroides por lo que su presencia nos obliga a descartar otras
patologías tales como el absceso perianal o la fisura anal.
Síntomas agudos.
En la sintomatología aguda se debe
sobre todo a la trombosis de los paquetes
hemorroidales. Podemos distinguir la
trombosis hemorroidal externa y el prolapso hemorroidal trombosado.
La trombosis hemorroidal externa se
trata de una zona violácea e indurada en el margen anal muy doloroso al tacto.
Se debe a la existencia de coágulos intravasculares a nivel del plexo
hemorroidal externo. La trombosis suele ser una complicación de las grandes
hemorroides prolapsadas que se produce al ser pellizcadas por los músculos
esfinterianos, de manera que se produce congestión y trombosis. Esto provoca
que la hemorroide se vuelva dura y dolorosa, no pudiéndose reducir. Se produce
un considerable edema perianal en la piel y tejidos subcutáneos, dando lugar a
una gran tumefacción externa a la hemorroide.
El síntoma que lleva al paciente a
acudir al médico y normalmente al Servicio de
Urgencias es una tumefacción dolorosa
del ano, que le impide sentarse y le dificulta muchísimo la defecación: Es lo
que se suele conocer como un "ataque de almorranas". La parte externa
y más voluminosa de esta tumefacción está cubierta de piel y suele ser blanda y
edematosa y en ocasiones se descubren en ella zonas duras y dolorosas de
trombosis del plexo hemorroidal externo. En estas ocasiones la exploración
digital del recto es muy molesta pero si se consigue nos aporta una información
muy importante. Lo que es prácticamente imposible de realizar por el dolor es
la anuscopia.
La evolución normal de la trombosis
hemorroidal es la resolución espontánea.
Normalmente al cabo de los días
disminuye la tumefacción y el edema y la hemorroide trombosada se reintegran
poco a poco en el canal anal. Como resultado de la trombosis la hemorroide se
puede fibrosar y disminuir su tamaño. En un número reducido de casos el curso
de la trombosis hemorroidal da lugar al desarrollo de una verdadera necrosis y
ulceración. La necrosis y ulceración se limitan a una porción de la hemorroide,
aunque en ocasiones puede tener lugar la necrosis de toda la hemorroide o
incluso extenderse a la pared rectal dando lugar a una infección pélvica grave.
En las hemorroides, los síntomas van a depender del grado. Para ser exactos
debemos hablar de enfermedad
hemorroidal, ya que las venas hemorroidales pertenecen a la anatomía
normal de las personas. Solo cuando estas venas se ven engrosadas aparecen los
síntomas y entonces sí se produce la enfermedad hemorroidal.
Hemorroides grado I
El botón hemorroidal no puede ser visto desde el exterior y no siempre
aparecen síntomas.
Dado que la mucosa anal por encima de la unión anorrectal no posee
sensibilidad, muchas personas con hemorroides
de este grado permanecen asintomáticas. Los afectados notan habitualmente
síntomas ocasionales, como aparición de sangre en las heces o en el papel
higiénico; alguna vez también por picores en la zona anal.
Hemorroides grado II
Las dilataciones en forma de nudo en el recto son mayores, saliendo de
forma ocasional por fuera del canal anal. Puede aparecer dolor, que se origina
en la piel sensible del canal anal. Más síntomas en este estadio son, por
ejemplo, los siguientes:
·
Sangrados indoloros al defecar, que
bien aparecen con las deposiciones o en forma de gotas.
·
Quemazón, picor, piel inflamada y
enrojecida y exudado de la zona anal.
·
Aparece una sensación de vaciado
rectal incompleto tras la defecación y, en ocasiones, sensación de cuerpo
extraño.
Si las hemorroides aparecen en el canal anal, estas pueden quedar
atrapadas, lo que se denomina incarceración o estrangulamiento. La consecuencia
de esto será un gran dolor. En los vasos sanguíneos se crea, debido a esta
incarceración, un atasco de sangre. Debido a esto, la sangre fluye más
lentamente en dirección a las venas del cuerpo cavernoso, por lo que se forman
trombos que pueden llevar al total bloqueo o taponamiento de estas venas.
Debido a esta alteración de la irrigación sanguínea, y si persiste durante un
largo periodo de tiempo, el tejido puede necrosarse.
Hemorroides grado III y IV
Las hemorroides a partir del grado III están presentes tras la defecación o
a veces, incluso, de forma espontánea en el ano, y así permanecerán si no son
tratadas.
Los pacientes desarrollan los siguientes síntomas:
·
Pinchazos y sensación de comezón en la
zona anal
·
Picor en el ano
·
Producción de un exudado que mancha la
ropa interior
·
Incontinencia ocasional de heces
·
Sensación permanente de cuerpo extraño
en el canal anal
·
Sangrados
·
Dolor
Generalmente, el calor empeora los síntomas de las hemorroides.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de las hemorroides se suele hacer en función de los síntomas
que manifiesta el paciente. Aunque los síntomas típicos de las hemorroides, como, por ejemplo, el
sangrado con la deposición o el dolor anal, también pueden aparecer en otras
enfermedades. Fundamentalmente si aparece sangre con la deposición, el médico
deberá descartar la presencia de un tumor maligno de la zona del colon o recto
(cáncer colorrectal). Por este motivo, se realiza un tacto rectal de la zona
anal. De este modo se palpan lesiones en este área.
Para confirmar el diagnóstico se puede realizar una visualización con una
cámara en la zona del ano (proctoscopia) y del recto (rectoscopia).
Las hemorroides inflamadas no tienen que ser tratadas si no producen
molestias o estas solo aparecen de forma ocasional. Lo importante es que el
médico pueda descartar un tumor maligno en caso de sangrado con la deposición.
En este caso, haría falta una visualización de todo el intestino grueso
mediante una colonoscopia.
Inspección:
El primer paso de toda exploración es
la inspección. En el caso de las
hemorroides de tercer y cuarto grado es fácil. Las hemorroides de tercer
grado aparecen como formaciones que se proyectan y cuya parte externa aparece
cubierta de piel y la interna es mucosa anal de color rojo o purpúreo. En
aquellos casos en los que el prolapso hemorroidal es antiguo el epitelio de revestimiento
puede sufrir metaplasia de tipo escamoso, que aparece como un velo de color
blanquecino. En aquellos casos en los
que el prolapso es muy prolongado, la piel perianal puede mostrar las
alteraciones características del prurito anal.
En las hemorroides de segundo grado,
la porción hemorroidal cubierta de piel puede aparecer en el orificio anal como
tumefacciones aisladas en las tres posiciones típicas Las hemorroides de primer
grado no producen alteraciones que se detecten con la simple inspecciones.
Palpación:
Aquellas hemorroides de reciente
comienzo aparecen como tumefacciones blandas, fácilmente colapsables,
posteriormente con el paso del tiempo y el aumento del grado se hacen más
difícilmente colapsables, debido a la fibrosis que va teniendo lugar con el
paso del tiempo.
Proctoscopia:
Es un paso indispensable de la
exploración. Las hemorroides se proyectan en el extremo del proctoscopio
pidiéndole al paciente que contraiga los músculos abdominales al mismo tiempo que
se retira el proctoscopio de forma lenta. Se retira el proctoscopio hasta que
llega al borde del orificio anal. De esta forma si no se ve mucosa roja en el
orificio anal decimos que las hemorroides son de primer grado. Si la mucosa se
proyecta a través del orificio anal las hemorroides pueden ser de segundo o
tercer grado. Pedimos entonces al paciente que deje de realizar esfuerzos, en
el caso de ser de segundo grado éstas retornan de forma inmediata al recto y
cuando son de tercer grado persiste el prolapso mucoso que debe ser
reintroducido con los dedos.
Sigmoidoscopia:
Es sin duda una prueba de utilidad
porque en ocasiones descubre un carcinoma rectal como causa de sangrado, aunque
en un porcentaje bajo. Por tanto aquellos pacientes por encimade cuarenta años
con clínica de sangrado en principio atribuible a la hemorroides deben someterse
a esta exploración.
TRATAMIENTO
Las molestias que produce la enfermedad hemorroidal se pueden reducir de
forma eficaz si durante el tratamiento el paciente consigue que las deposiciones sean blandas. Esto ayuda
a que se puedan eliminar sin mucho esfuerzo. El tratamiento dependerá de la
gravedad de los síntomas.
Combatir el estreñimiento
Un paciente puede hacer mucho para tratar las hemorroides. Unos cuantos
cambios en los hábitos de vida pueden mejorar las molestias. Si se sufre
estreñimiento, los siguientes consejos pueden ser de ayuda:
·
Realizar ejercicio de forma regular.
·
Mantener una alimentación equilibrada
y rica en fibra, verduras y fruta.
·
Evitar los alimentos que produzcan
gases.
·
Beber suficiente líquido. Entre 1,5 y
2 litros al día.
Consejo: tomar diariamente salvado de trigo con abundante líquido es muy
beneficioso para tratar el estreñimiento.
Correcta higiene anal
Mantener una correcta higiene de la zona anal es muy importante en el
tratamiento de la enfermedad hemorroidal. Los baños de asiento y el uso de
compresas con manzanilla pueden ser muy beneficiosos. Es importante evitar los
jabones y las toallitas húmedas porque pueden irritar la piel y dificultar la
curación.
En la mayor parte de los casos, los síntomas leves de las hemorroides pueden ser tratados con
pomadas o supositorios. Algunos productos contienen cortisona, otros sustancias
naturales. Si les añaden lidocaína o hamamelis reducen más el dolor agudo.
Estos preparados se venden en las farmacias sin receta médica. Alivian la
inflamación, reducen el dolor y mejoran el picor. Estos productos no se deben
usar sin control médico si las molestias persisten durante mucho tiempo o
aparecen lesiones en la piel.
Esclerosis:
Se provoca una fibrosis de la submucosa
rectal impidiendo el prolapso. Entre otros productos se utiliza el fenol al 5%
en aceite de almendras dulces, la quinina-urea o el etoxiesclerol. La inyección
se realiza por encina de la hemorroide interna a nivel del anillo anorrectal,
en cada paquete hemorroidal, con la ayuda de un anuscopio. Se podría repetir al
cabo de unas semanas, pero no se recomienda su uso repetido por el riesgo de
producir fibrosis.
Ligadura con banda elástica:
Se produce la fijación de la mucosa
por una ulceración de la misma, utilizando para ello diversos utensilios que
existen en el mercado (McGivney, Lurz,...). El número ideal de ligaduras por
sesión parece ser de dos, consiguiéndose la curación en dos o tres sesiones.
Después de la ligadura suele existir un periodo de disconfort moderado con una
discreta sensación de tenesmo.
Si existe dolor importante se debe
retirar inmediatamente la ligadura porque seguramente ésta se colocó demasiado
baja. No suelen existir problemas infecciosos, pero el paciente deberá ser advertido
de que si apareciese dolor inexplicable, fiebre o retención urinaria deberá
acudir al hospital. Hay series que afirman que el tratamiento es efectivo entre
un 77 y 91 % de los casos y sus resultados mantenidos en el tiempo.
Fotocoagulacion con infrarrojos:
Se trata de una cauterización a la que
sigue una cicatrización a nivel del tejido subcutáneo. Se lleva a cabo con una
lámpara de tungsteno-halógeno. El procedimiento se puede repetir a las tres o
cuatro semanas. No suele producir complicaciones y en el caso de que provoque
molestias importantes seguramente se deba a que la cauterización se llevó a
cabo a nivel de la línea dentada.
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO.
Sólo estaría indicado el tratamiento
quirúrgico en un 5-10% de los casos.
La indicación quirúrgica fundamental
serían las hemorroides sintomáticas de tercer y cuarto grado y en aquellos casos
con alteraciones de la arquitectura anorrectal, en aquellos casos en los que no
fue positivo el tratamiento conservador y en aquellos casos en los que se
encuentran complicados con otras patologías como la fisura anal, fístulas,
etc...
Hay muy diversas técnicas quirúrgicas
siendo quizás la más extendida la técnica de Milligan-Morgan y la técnica de
Ferguson, que consisten en la extirpación de tres o cuatro paquetes
hemorroidales, dejando piel y mucosa anal intacta entre los paquetes extirpados
de forma que se previene una estenosis postoperatoria.
Otra técnica muy extendida es la
anopexia grapada o técnica de Longo, en la que se lleva a cabo la resección circunferencia!
de una banda de mucosa recta! por encima de la hemorroide con una grapadora
circunferencia! de sutura termino-terminal.
Estas intervenciones no están exentas
de complicaciones como el dolor postoperatorio, hemorragias y en ocasiones la
retención urinaria. A largo plazo otras complicaciones pueden ser la estenosis,
el extropion y los repliegues cutáneos. Pero quizás el más temido sea la incontinencia
que se produciría por una cirugía inadecuada, con lesiones del esfínter anal
interno por una inadecuada identificación operatoria del mismo. Normalrnente se
trata de una incontinencia de escasa cuantía.
Trombosis hemorroidal externa o hematomas anales.
El paciente sufre el súbito desarrollo
de un nódulo doloroso en el ano. El dolor es de carácter continuo pero se
intensifica con la defecación y la sedestación. En la mayoría de los casos el
cuadro se resuelve de forma espontánea por lo que sería una actitud adecuada el
tratamiento conservador. Otra actitud igualmente adecuada, individualizando en
cada caso, sería la evacuación del coágulo bajo anestesia general breve o con
anestesia local. Se realizará una incisión de I cm.
Aproximadamente en sentido radial
sobre el coágulo, siendo exprimido entre el índice y el pulgar.
Posteriormente el paciente deberá
realizar baños de asiento frecuentes y colocar un apósito de algodón seco sobre
la región anal.
Hemorroides internas trombosadas prolapsadas.
En la fase más precoz del ataque de
trombosis y prolapso se podría intentar bajo anestesia local reducirlas bajo
anestesia local o general breve de forma que se liberarían las hemorroides prolapsadas
de la constricción por los músculos esfinterianos y de esta manera se abortaría
el proceso de la trombosis. Pero en la mayoría de los casos esto no se puede
llevar a cabo. Ante este caso existen dos posibles actitudes que se podrían
llevar a cabo. Un método estrictamente conservador y la otra sería la
hemorroidectomía inmediata. Los defensores de la actitud conservadora se basan
en la mayor dificultad de la extirpación de la hemorroide en esta fase lo que
provocaría una pérdida más extensa de tejido con el subsiguiente riesgo de
estenosis y pileflebitis supurada.
Embarazo:
La cirugía sólo estaría indicada
cuando se trate de un prolapso estrangulado muy sintomático.
Paciente inmunodeprimido:
El riesgo de complicaciones es muy
elevado debido a los bajos niveles de granulocitos que pueden presentar estos
pacientes. Por esto la cirugía sólo se llevará a cabo en aquellas situaciones
en las que sea imprescindible. En aquellos casos de pacientes con SIDA cuyos
CD4 se encuentren en niveles aceptables se podría realizar la cirugía bajo una
adecuada cobertura antibiótica.
Enfermedad inflamatoria intestinal:
Las complicaciones postquirúrgicas son
mayores, pero en aquellos pacientes que no presenten patología rectal podrían
intervenirse en los casos seleccionados.
Opciones terapéuticas según el grado de patología
hemorroidal.
Hemorroides grado I
|
Diagnostico diferencial con otras
causas de rectorragia.
Dieta, fibra y venotónicos
Esclerosis
Fotocoagulación con infrarrojos
Ligadura con banda elástica
|
Hemorroides grado II
|
Ligadura con banda elástica
Fotocoagulación con infrarrojos
|
Hemorroides grado III
|
Ligadura con banda elástica
Hemorroidectomia abierta ó cerrada
|
Hemorroides grado IV
|
Hemorroidectomia abierta ó cerrada
Anopexia grapada
Intervención de Whitehead modificada
|
Prolapso Hemorroidal trombosado
|
Hemorroidectomia de urgencia
Tratamiento conservador
|
Trombosis hemorroidal externa
|
Escisión bajo anestesia local si
dolor importante
|
Repliegues cutáneos
|
Escisión bajo anestesia local si producen molestias
|
COMPLICACIONES
Las hemorroides de grado IV
que permanecen de forma permanente en el ano suelen erosionarse debido a la
limpieza con papel higiénico. Pueden aparecer lesiones de la piel del tipo
eccematoso con exudado de líquido y heridas llamadas fisuras anales.
Dado que las deposiciones contienen abundantes bacterias, estas zonas con
heridas se pueden infectar fácilmente. En ocasiones, incluso se pueden formar
bolsas de pus y abscesos, que
tendrán que ser eliminados quirúrgicamente. Además, se pueden producir fistulas anales, que son conductos
profundos que comunican la piel con el recto o con la pelvis.
Si se lesionan las hemorroides
inflamadas al hacer esfuerzo al defecar o al limpiarse con papel, se pueden
producir sangrados arteriales importantes que tiene que ser tratados
inmediatamente. Las personas que sufren de hipertensión arterial tienen
especial riesgo.
PREVENCIÓN
La enfermedad hemorroidal no puede ser prevenida al 100%, dado que factores
congénitos como la debilidad en los tejidos pueden tener un papel importante en
su aparición.
Existen medidas generales que se pueden seguir para prevenir la aparición
de las hemorroides.
Una alimentación equilibrada rica en fibra y un hábito intestinal regular
son las claves para evitar las hemorroides.
El ejercicio regular y suave como la natación o pasear también tienen un
efecto positivo.
Fundamentalmente se tiene que evitar el esfuerzo durante la defecación,
porque esto favorece la aparición de hemorroides